Cuando se aproxima la llegada del Papa Francisco a nuestro país, crecen el regocijo y la esperanza en los corazones de millones de bolivianos, considerando que muchas actividades religiosas son católicas en el territorio nacional.
En la vida diaria, ante tantos problemas materiales y morales que soportan las familias bolivianas, sus integrantes no se resignan y claman “Todo lo dejo a Dios”, como gesto de esperanza en que en algún momento serán alcanzadas la justicia y la paz que anhelan. Por eso le hacemos llegar al Papa Francisco el siguiente mensaje:
Desde la agreste montaña que desciende a las orillas blancas y azules del lago más alto del mundo, el Titicaca de los incas y aymaras; desde Guaqui, el pueblo paceño, y desde todas las poblaciones bolivianas saludamos al Papa Francisco, con fervor religioso y pensamiento en el Cristo Redentor.
Desde el cerro grande Kallija, con vertiente en la cumbre, de aguas tiernas y dulces que brillan, alumbran y fertilizan las tierras fecundas del altiplano, se contempla con amor la santa llegada del Vicario de Cristo.
A Jorge Mario Bergoglio se lo conoce desde que fue sacerdote y pastor de las bendecidas tierras argentinas; admiramos en esos tiempos su amor por San Lorenzo de Almagro, el equipo de fútbol de su preferencia.
Con su acento bonaerense nos muestra que ama a nuestros pueblos, como nosotros lo queremos a él, desde lo más profundo de nuestros corazones.
Al partir de su Buenos Aires querido hasta la Roma eterna de San Pedro apóstol, la Santa Sede del Vaticano fue el destino que Dios le ha señalado, siendo su sabiduría y su humildad celestiales, como faro luminoso y guía espiritual de la juventud que tanto ama. Es conocida su preocupación por los pobres y marginados y su afán de dialogar con personas de distintos orígenes y credos.
El Creador ha dispuesto que el Papa Francisco llegue con su sonrisa de conocimiento y humildad, a la amplitud del altiplano, donde el sol es radiante; donde el aymara prepara la kispiña, galleta de quinua; donde la madre india sopla el fogón para preparar el alimento que saciará el hambre de los niños que esperan pacientemente. En la gélida altipampa lo contemplarán cóndores y vicuñas, en una aureola de kiswaras y kantutas tricolores.
Santo Padre, bienvenido a Bolivia. Bendice a esta tierra amada.
Santiago de Guaqui.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |