El Papa y la democracia

En un par de semanas estará en nuestro país el Papa Francisco, primera autoridad de la Iglesia Católica, es decir universal, y en los medios televisivos nacionales se pasa una propaganda en la que aparece el Presidente del Estado Plurinacional como el responsable de la visita papal, es decir propaganda política o “show”, como lo pintó el escritor Mario Vargas Llosa en su libro “La cultura del espectáculo”, muy propia de los regímenes de gobiernos populistas.

Llama la atención que los comunistas que gobiernan el Estado boliviano -recordemos que el Presidente se declaró en el exterior “marxista, leninista, socialista, comunista”, y el Vicepresidente es un comunista de vieja data, que constantemente organiza eventos con marxistas europeos, hace editar libros de autores de esa ideología y es un predicador del socialismo marxista- ahora están afanados por la visita del pastor de la iglesia mayoritaria en América Latina. Sin embargo, un tiempo atrás, el Presidente del Estado calificó como un “sindicato de opositores” a los miembros de la Conferencia Episcopal Boliviana. Se pretendió desde el Gobierno organizar la Iglesia Católica Apostólica Renovada, encabezada por un ex sacerdote que fuera expulsado de esa Iglesia e incluso se intentó ordenarlo como Obispo Primado de la Iglesia en Bolivia, y las relaciones con la jerarquía eclesiástica no han sido buenas, debido a las críticas que esta instancia hizo a los excesos de poder del régimen de gobierno.

El Papa Francisco va a visitar un país, el nuestro, donde impera un régimen de gobierno de rasgos autoritarios, donde cerca a un millar de conciudadanos se han exiliado buscando protección ante la persecución y represión política. Donde se ha ejecutado sumariamente a unos individuos que dormían en un hotel de Santa Cruz. En el que están encarcelados hace ya varios años, algunos dirigentes cívicos, políticos y militares retirados, por disposición de una justicia que no existe para esa finalidad, sino para perseguir y encarcelar a los opositores y críticos al régimen.

El Papa estará en un país donde no existe división de poderes del Estado y todo está concentrado en la voluntad de una persona, que pretende quedarse en el poder de por vida; en el que se ataca duramente a un sacerdote -el Padre Mateo- por pedir que se dote de mayor presupuesto a la salud, pues como todos sabemos, el sistema de salud pública adolece de grandes deficiencias, mientras se dispone de los recursos públicos para construir palacios, teleféricos y otras obras de carácter electoralista.

Cristo hace más de dos mil años predicó una doctrina basada en el amor al prójimo, en el perdón, pues sentenció: “no juzguéis, perdonad”, en el reconocimiento a los bienes materiales y condenó a los ricos y poderosos que no entrarán al reino de su padre (Dios), de donde inferimos que quienes desde el poder persiguen, reprimen, inventan enemigos y los sentencian al considerarlos derechistas, neoliberales, vende patrias y otros epítetos, que no aman a los demás y que aman el poder político sobre todas las cosas, éstos no son seguidores de la doctrina cristiana. Por el contrario, al haberse declarado y profesar la ideología del odio, que es el comunismo, que plantea la dictadura del proletariado y que proclamó la muerte de Dios, están alejados de la doctrina del amor y el perdón.

La llegada del Papa podría ser la oportunidad para que el Gobierno disponga la amnistía política irrestricta, para que retornen al país los exiliados y que salgan de prisión los presos políticos (detenidos por una justicia al servicio del poder); debería ser la oportunidad para que cambie de rumbo la política de gobierno y se retorne a la verdadera democracia.

Los bolivianos demócratas y cristianos esperamos la voz del Papa, que traiga consuelo y fe en el porvenir, en un estado de derecho donde se encuentre paz, libertad y justicia.