Nicómedes Sejas T.
La II Cumbre UE-Celac, recientemente realizada en Bruselas, con una agenda cargada de optimismo fue denominada “Modelando Desafíos Conjuntos” y una declaración final, en la que se describe una visión común y la voluntad de “modelar un futuro común y de trabajar por unas sociedades prósperas, cohesionadas y sostenibles para nuestros pueblos”.
El evento que comentamos tiene especial importancia para Bolivia, en cuanto la Cumbre es un escenario abierto para plantear nuestros problemas de desarrollo, particularmente de aquellos que derivan de nuestras relaciones con Chile, que hoy constituye uno de los mayores obstáculos para nuestro comercio exterior.
Los resultados de la Cumbre no se limitaron a sendas declaraciones o ratificaciones de anteriores declaraciones, también hubo resultados prácticos relacionados con el comercio, pymes, cooperación, narcotráfico, visados, Cuba, Venezuela y paz en Colombia. Se puede decir que en su amplio abanico de posibilidades la Cumbre logró desarrollar conceptos importantes sobre el presente y futuro de las relaciones internacionales, al mismo tiempo de promover acuerdos prácticos de beneficio mutuo.
Como todo evento de estas características fue un escenario donde cada Estado participante en función de su propio interés y de la alianza tuvo su aporte a la construcción colectiva de la integración birregional sobre principios de paz y solidaridad, sin perder la ocasión para acceder a la torta de oportunidades muy concretas. Numerosas delegaciones dejaron constancia de su aporte en la construcción de esta nueva alianza multilateral y muchas de ellas lograron satisfacer sus expectativas nacionales, como Cuba, Colombia, Perú y Chile.
Bolivia tiene al alcance la oportunidad de participar activamente en el Plan de Acción de la Cumbre y específicamente lograr importantes avances en dos áreas: el respeto de los derechos de los pueblos indígenas en el marco de los pactos y convenios concernientes y, el compromiso, respecto a los países sin litoral, de una atención especial para facilitar la libertad de tránsito de los Estados de acuerdo con el Derecho internacional. (Decla. 26).
La Cumbre es un escenario abierto donde, si bien se ratificó y reafirmó los fines y principios de la Carta de la ONU, y acordaron sobre la necesidad de reforzar el sistema multilateral, respetuoso del Derecho internacional, también trascendió al compromiso de promover su reforma con objeto democratizador. Así como la urgencia de “la reforma general de los principales órganos de las Naciones Unidas, en particular la revitalización de la Asamblea General y el Ecosoc, y la reforma del Consejo de Seguridad con miras a incrementar la representatividad, transparencia, eficiencia, rendición de cuentas y eficacia del sistema de las Naciones Unidas”.
Esta alianza multilateral tuvo la suficiente apertura para acoger observaciones como las planteadas por la delegación nicaragüense en los siguientes términos: “El Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional de Nicaragua ha expresado sus reservas en cuanto a la suscripción o ratificación del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, porque considera que aún no se dan las condiciones necesarias para unirse a este instrumento institucional”.
Hay que destacar que la Cumbre UE-Celac promueve los intereses de cada Estado participante en un horizonte de largo plazo y en una dinámica de integración multilateral, incluso dilucidan preventivamente posibles conflictos de intereses. Con razón se afirma que las declaraciones, convenios y tratados surgidos en reuniones bilaterales y multilaterales son considerados como fuentes válidas del derecho internacional.
El Presidente y Canciller de Bolivia estuvieron presentes en las deliberaciones de aquel importante evento, pero desaprovechando la oportunidad para insertar en la declaración final conceptos esenciales relacionados con la visión boliviana de las condiciones de paz y del proceso de integración de los Estados, particularmente de la subregión, donde Bolivia y Chile tienen una controversia.
Es urgente que Bolivia plantee en todos los foros internacionales un pacifismo principista y no un pacifismo unilateral e ingenuo que ignore el armamentismo chileno.
Bolivia debe exponer en todas las Cumbres que no es posible un proceso de integración bilateral ni multilateral con una subregión desgarrada por pasadas agresiones armadas por las que se arrebató a Bolivia sus recursos naturales y su libre acceso al Pacífico.
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