Cuidar la naturaleza preservando bosques y plantaciones de toda clase debería ser misión de todas las comunidades del país y, muy especialmente, de las autoridades de gobierno que deberían adoptar políticas que permitan preservar los bienes naturales que, en muchos casos, son irremplazables por contar con especies vegetales en peligro de extinción. Pero preservar la naturaleza no sólo implica hacerlo con la riqueza vegetal, sino también con lagos y ríos que proporcionan agua dulce, que están contaminados por diversos conductos, como los desechos minerales, las aguas contaminadas que bajan de los cerros donde hay explotación minera; luego está el caso de aguas como las de los lagos Titicaca y Poopó que tienen grave contaminación y que no preocupa mayormente a autoridades que deberían tomar cartas en el asunto conjuntamente las poblaciones aledañas.
Estudios realizados por organizaciones expertas muestran que en Bolivia hay una deforestación, por ahora, de más o menos el equivalente a 30 campos de fútbol; calcular lo que ocurre realmente en un día o en meses y años de continua explotación de los bosques, da para llegar a conclusiones alarmantes porque se está muy lejos de que se ponga freno a la acción de depredadores que conocen las prohibiciones y, como no se sanciona los casos comprobados, continúa la irresponsable acción de deforestar en pos de ricas maderas o conseguir tierras para cultivos.
Muchas veces se ha sostenido que nuestro país es uno de los más atacados por quienes buscan ricas maderas y, para hallarlas, destruyen extensas áreas de bosques en las selvas amazónicas o en valles y cabeceras de los mismos y la prueba está en que varias especies de maderas han desaparecido; millones de toneladas de ramas son incineradas y, especialmente por la festividad religiosa de San Juan, abundan los “chaqueadores” que destruyen todo mediante el fuego. Que hay prohibiciones para no encender fogatas y quemar plantaciones, sí las hay; pero, generalmente no se cumplen porque no hay vigilancia alguna y no se puede sancionar a quienes infringen las disposiciones legales.
Es necesario que el Gobierno adopte medidas punitivas muy serias en contra de depredadores de la naturaleza, contra los que “chaquean” o encienden fuegos con miras a “conseguir tierras aptas para la siembra” (cuando, al quemar pastizales, ramas y desechos vegetales secos de los bosques, lo único que hacen es empobrecer la tierra por el quemado del humus). Fogatas y grandes incendios en bosques son normales y la prueba está en que todos los poblados cercanos a esas quemazones muestran contaminado el ambiente, hasta el extremo de reducir la fuerza de los rayos solares.
Son precisas acciones que determinen realización de campañas de concientización, especialmente en las áreas indígenas para cortar acciones que destruyen la naturaleza. No adoptar medidas contra el mal de la deforestación implica que, en muy corto tiempo, nuestro país se verá privado de bosques y valles que no sólo es preciso cuidar ahora sino con sentido previsor para el futuro.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |