Salomón Abad Sejas Tapia
Horas antes de ser “relocalizados” (aunque no por los mismos motivos), los infortunados personajes sostuvieron una amable plática en el programa “Qué No Me Pierda”, que ahora se difunde por el canal de la televisión boliviana (lógicamente en ausencia del periodista cruceño). El ex ministro de Gobierno Hugo Moldis le dijo (entre otras cosas) al amigo de César y a la audiencia en general, “los policías salen a sus servicios encabronados... no ganan bien”.
Recuerdo también haberle escuchado decir al señor Moldis (refiriéndose a la corrupción policial) que si la policía no cambiaba, la sociedad o los movimientos sociales lo iban a hacer. Siempre que se refería a la Policía Boliviana (el ex Ministro de Gobierno), lo hacía en tercera persona (hablando desde luego gramaticalmente). En realidad no fue la primera vez que lo hizo, ni fue el primero, hoy mismo lo hace el ministro Romero y hasta el propio presidente Morales que insiste además en llamar a la Policía Boliviana como Policía Nacional, cuando la Constitución Política del Estado (promulgada por el mismo presidente Evo) le tiene dedicado a la policía el capítulo segundo (cuatro artículos) del título séptimo, con el denominativo de Policía Boliviana.
Cuando el presidente Evo o su Ministro de Gobierno hablan en tercera persona y en plural (ellos) refiriéndose o simplemente nombrando a la Policía Boliviana, está claro que no se sienten parte integrante de la institución del orden y si concluimos preliminarmente que la pertenencia social expresa la circunstancia y satisfacción de formar parte de un grupo, una comunidad u otro tipo de conjunto, entonces podemos inferir fatalmente que el presidente Morales, como los ministros citados, conscientemente respecto a la Policía Boliviana, no se ven reflejados en ella, no se identifican con sus valores, deliberadamente pasan por alto a la Constitución Política del Estado que en su artículo 252 explica que las Fuerzas de la Policía Boliviana dependen de la Presidenta o del Presidente del Estado por intermedio de la Ministra o Ministro de Gobierno.
Los cambios, transformaciones, modernizaciones, mutaciones o metamorfosis por las que tenga que pasar la Policía Boliviana, no se van a dar por simples amenazas de intervención y menos de enfrentamiento entre bolivianos. El empoderamiento policial debe partir primero por comprender, ejercer y respetar (desde el presidente Morales) hasta el último servidor público policial, el carácter vinculante de nuestra normativa vigente (desde la Constitución Política del Estado hasta la reglamentación interna de la institución del orden).
El empoderamiento policial debe ser fruto de la capacidad imaginativa, creativa, del talento de sus gobernantes, al fin de cuentas refleja lo que es el Estado. Los gobernantes no tienen derecho a confundir la pertenencia social con la detentación simple del objeto. Aunque para ello, primero tendrán que ver (las autoridades citadas) si realmente se sienten identificadas o satisfechas al saberse parte integrante del grupo social (Policía Boliviana).
La razón del sentido de pertenencia, incluso el que sienten los animales que se agrupan en manadas como los lobos y los leones, cuya forma de comunicarse difiere de la nuestra, se basa en la importancia que les dan a sus compañeros, a sus roles y a los ajenos, al bienestar general y a mantener la unión para ser más fuertes y poder sobrevivir.
Hace un tiempo, cuando algunos policías se habían encabronado por enésima vez con su salario (parafraseando al ex ministro Hugo Moldis), se organizó mesas de trabajo con base en tres demandas, terminaron en más de 15 puntos y al final lograron un incremento de cien bolivianos. Lo anecdótico de ese berrinche policial es que se dio casi inmediatamente después de firmado el Decreto Supremo No. 1.186 de 9 de abril de 2012, mismo que aprobó la Escala Salarial Maestra para los Ministerios del Órgano Ejecutivo...
Esta Escala Salarial registra desde el haber básico del Ministro, hasta el del auxiliar II. En ese tiempo, el haber básico de un coronel de la policía era de 2.920 Bs., veinte bolivianos más que el administrativo II (según la Escala Salarial citada y sólo por encima del auxiliar I y II), muy por debajo del chofer del Viceministro, 3.600 Bs., que está en la escala del administrativo I, o también por debajo del chofer del Ministro, 4.200 Bs., que es técnico VI y ni qué decir de sus técnicos V, IV, III, II, I o los profesionales (según la Escala Salarial Maestra – Ministerios del Órgano Ejecutivo).
Si la metamorfosis policial primero debe pasar por su tratamiento económico, no sé. Si debe pasar por el conocimiento de la condición vinculante de la ley, o simplemente seguir amenazándola con la intervención de los movimientos sociales, tampoco sé. En todo caso, no estaría por demás empezar por saber cuál es el nivel de profesionalidad de los policías, porque si son licenciados en ciencias policiales no tendrían por qué ser discriminados del resto de los profesionales. Ahora, lo que me parece inmoral, es el afán que muestran las autoridades para salir en la foto junto a los malhechores capturados, o ir con una pistolita en el cinto, pisando y levantando sin cuidado alguno las evidencias del escenario del hecho, cuando persisten las denuncias de corrupción hechas públicas por los propios servidores públicos policiales (ex Subcomandante policial) y los fotogénicos como siempre ausentes.
Todos o casi todos los ministros de gobierno manifestaron su preocupación por el cambio policial, lo cierto es que no basta estar preocupado, sino más bien ocupado en el problema. A lo mejor los cambios en las normas y reglas, rutinas y valores, no sólo demandan de una auténtica voluntad política, sino también, de un sentido de pertenencia social.
Al final, estoy pensando seriamente que el inmortal Gabo se ha inspirado en un coronel de la Policía Boliviana para perpetuar su obra literaria “El coronel no tiene quien le escriba”.
pauloabad@yahoo.com
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