Álvaro Numbela T.
Después de los hechos que se suceden en las universidades del país, un cambio está en curso; su punto de partida está en la comunidad que conforman y en la cultura que representan; por su parte, los gobiernos inteligentes pueden contribuir a incrementar las capacidades y mejorar el capital humano que efectivamente redunde en beneficio de todos: el desarrollo.
UNA COHESIÓN ACEPTABLE
Al presente, los comportamientos fraccionados de administrativos y hasta de la Facultad de Economía, se corrigen mutuamente dando al conjunto de la Universidad una cohesión aceptable. No hay lugar al conformismo social; las universidades alcanzaron un grado de iniciativas para asegurar su supervivencia y hasta su progreso. Las universidades de San Simón y de Potosí deben ser apreciadas en su totalidad, orientadas según una prospectiva, estudiadas y consideradas por la función que cumplen, siendo lo social que precisa transferir en política la supervivencia del grupo.
En la comunidad universitaria se estableció una contra cultura, una nueva sociedad, un entramado de cambio que impide que la Universidad sea manejada con privilegios excluyentes, como hasta el presente titularizando a docentes contra la ley, todo lo cual una buena justicia podía paralizar RÁPIDAMENTE; tampoco se podía calificar las protestas como marchas golpistas o descalificar a quienes pedían el buen funcionamiento del Sistema Político Universitario. Una universidad en las calles, haciendo uso de sus derechos a la resistencia no es precisamente lo que se quiere mostrar. ¿Entonces, qué?...
LA CONJUNCIÓN DEL ORDEN SOCIAL
¿No tocar los resortes fundamentales de un orden existente? No, al contrario, hoy se percibe un aspecto comprometido y progresista. Comprometido porque no es el egoísmo estrecho de unos cuantos que pisan la ley el que manda; sino el realismo de la ciencia social: profesores con formación permanente. Progresista porque el poder político universitario no debe estar al servicio de los privilegiados, debe estar al servicio del bien común, incrementar las capacidades y mejorar el capital humano.
Consecuentemente, ahora se piensa y se pretende avanzar hacia las formas avanzadas de gestión social; en breve, la suprema habilidad de los portadores de un nuevo orden social puede encaminarse a un Sistema Político Funcional y Moderno dentro de las universidades, ya que los imperativos son perfectamente objetivos, que trascienden las posiciones ideológicas y tienden a una convergencia de estilos de la actividad autonomista.
En síntesis, en la comunidad universitaria se estableció una contra cultura, una nueva sociedad, un entramado de cambio, donde el Estado no puede intervenir; al contrario, debe apoyar, tal como a su turno expresa el vicepresidente Álvaro García Linera, cuando sostiene: “que las universidades es un tema que debe ser resuelto entre estudiantes y académicos” (1).
1.- Los Tiempos: Apoyo al pedido de estudiantes. Cochabamba, 25 de junio de 2015. Pág.1.
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