Punto aparte
La actual población rural de Zongo debería convertirse en la ciudad gemela de La Paz, porque está a corta distancia, su clima es casi similar al del valle de Cochabamba y su espacio se adecua para urbanizarla de manera armónica y moderna.
Estos datos primarios fueron proporcionados hace un par de años, por la Municipalidad de La Paz, como resultado de un estudio efectuado por su personal técnico. El informe ofrecido entonces era muy positivo y estimulante para pensar que podía ser llevado adelante.
Por razones que se ignora, lamentablemente, no sucedió esto último. Sin embargo, queda el buen antecedente de la existencia de tal estudio. Ahora que el alcalde Luis Revilla está iniciando su segunda gestión, con buen respaldo en las urnas y la confianza de que es un excelente realizador de obras, puede lograr su mayor consagración como eximio servidor público.
Como candidato a la reelección, presentó un programa de trabajo que debe considerarlo como prioritario. Sin embargo, nunca está demás pensar en grande. Efectivamente, le corresponderá ejecutar sus propuestas en forma prioritaria, porque son atingentes.
Pero siempre hay que dirigir la mirada más allá, tanto en lo individual como en lo colectivo, con mayor razón cuando se es la autoridad edilicia nada menos que de una sede de gobierno, como acontece con la ciudad de La Paz.
Al presente, el problema más visible y hasta dramático que se observa en esta capital es que se está asfixiando, por varias razones. La primera de ellas, su espacio geográfico es reducido, por hallarse flanqueada por colinas y cerros, así como por un río que atraviesa su centro. Sin lugar a dudas, hay que remarcarlo, le conceden notable peculiaridad y belleza.
Al margen de la opinión que se tenga al respecto, La Paz confronta a diario congestionamientos vehiculares que abruman. Sus vías centrales están colmadas del tránsito de automotores, de peatones y, adicionalmente, por el constante uso que se hace de ellas para realizar marchas, generalmente de protesta, por motivos que no es del caso juzgarlas. Empero, ciertamente se producen.
De otro lado, justamente por la falta de espacio, aunque también por la necesidad de contar con más lugares habitables, se está construyendo edificios altos. No es censurable que ello se produzca, por el contrario es una buena solución y le otorgan a la ciudad una creciente imagen de metrópoli.
Sin embargo, se oye con frecuencia quejas y malestares, porque a las viviendas vecinas, que son de mucho menor altura, se las está privando de luz y, más todavía, del calor solar que se requiere para vivir en La Paz con una temperatura algo mayor, por la altitud que tiene respecto al mar.
Zongo sería el auxilio ideal que se le otorgue a esta ciudad, convirtiéndola en su gemela. Y para que ello se concrete, se requeriría actuar con el mayor apremio posible, por parte de la Municipalidad paceña.
Según el estudio antes referido, está todavía en condiciones de ser habilitada apropiadamente como un espacio urbano de primer orden. A medida que pasa el tiempo, esta posibilidad se torna menos viable, porque, como ocurre en todos los pueblos, su crecimiento de población va en aumento y, consecuentemente, se aplica el mismo tipo de vivienda modesto que caracteriza al lugar.
Cuando esto sucede, la perspectiva de realizar cambios se hace difícil, si acaso no imposible, por los crecientes derechos de propiedad que emergen y otros detalles fáciles de entender.
Entonces, si acaso existe aún tiempo y condiciones viables para el efecto, es cuestión de emprender la ambiciosa idea de convertir a Zongo poco menos que en una ciudad paradisiaca, por las condiciones favorables que tiene para ello, de acuerdo con el estudio municipal citado.
Trazar una ciudad nueva no es, empero, asunto simple y sencillo. Demanda la toma de una serie de decisiones, técnicas, económicas y otras que puedan surgir, para proceder al cambio que se propugna.
En consideración a que se tratará de un importante bien público, sería conveniente que el alcalde Revilla comprometa la cooperación de las Facultades de Arquitectura e Ingeniería, de la Universidad Mayor de San Andrés, para que asuman la tarea de elaborar el proyecto técnico del caso, a fin de no incurrir en improvisaciones y desaciertos que puedan ser lamentables, incluso que frustren la intencionalidad que se tenga.
De otro lado, asignar recursos financieros para construir una autopista de primera calidad, con la finalidad de unir La Paz con Zongo, en condiciones de fácil y rápido contacto. Igualmente, dotarla de los servicios necesarios.
Por las buenas razones que tendría el proyecto, se puede contraer un crédito internacional. Adicionalmente, obtener el asesoramiento de expertos entendidos en la materia, sin que ello implique desmerecer la capacidad de los arquitectos e ingenieros nacionales.
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