Ultra autonomismo perjudica a San Simón

Se cumple una docena de semanas de interrupción de clases y otras actividades en la Universidad Mayor de San Simón de Cochabamba, ante la tenacidad de los estudiantes en sus demandas y la tozudez del sector docente de no permitir la aplicación de concursos de méritos y exámenes de competencia para las cátedras, bajo el amparo de la Resolución 01/2015 que declara la “titularización” de hecho de una buena cantidad de docentes interinos o “extraordinarios”, situación que originó la reacción de los estudiantes, aún sin visos de solución.

Los docentes universitarios de las más de 9 universidades públicas se encuentran organizados en asociaciones que de tales sólo tienen el nombre, pero la realidad es que funcionan como sindicatos que persiguen la inamovilidad de sus afiliados y constantes incrementos salariales. Esto es una rotunda aberración al interior de una institución que debe ser necesariamente selectiva en cuanto al saber y la intelectualidad. En las universidades sólo deben tener cabida en las cátedras los más capaces y permanecer en ejercicio mientras periódicamente comprueben su actualización y competencia. Sin embargo estas condiciones han sido desterradas de las universidades.

Lo contrario equivale a la antiuniversidad y a la mediocridad de profesores y discípulos, como lo comprueba el mercado profesional. En contraste se contempla que los primeros se aferran con uñas y dientes a sus cátedras (posiblemente mal llamadas como tales), como desde hace 12 semanas demuestra el sector docente en San Simón.

La falta de solución al conflicto viene acarreando incalculable e irreparable perjuicio a los estudiantes, no así a los docentes que perciben sueldos sin trabajar. Tan prologada interrupción se debe a un concepto ultrista de la autonomía universitaria, pues en estas circunstancias debería haber alguna instancia capaz de dar solución al diferendo -si bien liberada de cualquier interés político- como ocurriría en cualquier Estado que se precie de tal, aunque su actuación sea absolutamente excepcional.

Si la posición estudiantil de San Simón es política, la de los profesores también lo es. Esa Universidad -como muchas otras- ha venido siendo feudo de los partidos políticos según su mayor vigencia y preponderancia en determinados momentos. Ese ha sido el aliento de las “roscas” de profesores gracias a su afiliación política. Estos círculos cerrados se repartieron a su gusto y sabor decanatos y cátedras, poniendo a su servicio un presupuesto universitario enriquecido por el IDH.

En ese sentido, el Contralor General del Estado acaba de conminar a más de 300 catedráticos de la UMSA a devolver un millón y medio de dólares por percepción de sueldos mayores a los del Primer Mandatario en las gestiones 2007 y 2008 -entre quienes se encuentra la ex rectora Teresa Rescala y actual concejal-, así como por liquidaciones de beneficios sociales calculados en la misma escala. Este cobro responde a una auditoría especial que obliga a juicio coactivo si no es honrado dicho exceso económico.