Tras pactar reapertura de embajadas
El Congreso de Estados Unidos tiene la llave para hacer realidad logros importantes.
El 1 de julio de 2015 va a pasar a la historia como el día en que EEUU y Cuba se comprometieron a retomar sus relaciones diplomáticas completas después de más de medio siglo. Pero lo que queda por delante, al menos en el lado estadounidense, es una batalla política fenomenal justo cuando se empieza a calentar la carrera presidencial de 2016. Cuba puede no ser un tema principal en la política de ese país, pero la política de Estados Unidos sí puede acabar siendo un obstáculo en el paso más importante que ha dado Cuba para acercarse a su vecino.
Los principales líderes republicanos saltaron después del anuncio a atacar al presidente Barack Obama por lo que consideran una rendición ante el régimen castrista y una traición a la oposición política cubana. Su posición no es solo retórica. La mayoría republicana en las dos cámaras del Congreso de EEUU tiene la llave para hacer realidad dos avances clave: la confirmación del embajador y el levantamiento de las leyes del embargo económico.
El senador por Florida Marco Rubio, una opinión cualificada en cuanto que hijo de inmigrantes cubanos huidos del comunismo y candidato a la presidencia, prometió el miércoles votar en contra del nombramiento del futuro embajador de EEUU en la isla. "La Administración Obama sigue mirando para otro lado, concesión tras concesión", dijo en un comunicado. "El plan para restaurar lazos diplomáticos es una preciada concesión al régimen de Castro". Nada se ha conseguido, afirma Rubio, desde la apertura del diálogo formal el pasado 17 de diciembre que justifique esta medida, publicó EL PAÍS.
La posición de Rubio sobre Cuba es que se deben normalizar las relaciones. Pero sus condiciones para ello son primero reformas internas en materia de derechos humanos, que Cuba no dé cobijo a terroristas buscados por EEUU, que se resuelvan los litigios de propiedades confiscadas por el régimen y que no haya ningún tipo de restricción a los diplomáticos estadounidenses para viajar por la isla. Estas condiciones le permiten calificar cualquier avance de "concesión". "Es hora de que se acaben las concesiones unilaterales a este régimen odioso", añadió.
Cuba ya ha dicho que las relaciones entre los dos países no serán completamente normales hasta que se levante el embargo. Aunque se pueden dar pasos ejecutivos, el embargo en sí no depende de la Casa Blanca, sino que se compone de una serie de leyes aprobadas a lo largo de décadas para aislar económicamente a Cuba. Esas leyes tiene que modificarlas el Congreso. No parece que haya una mayoría dispuesta a hacerlo y la Casa Blanca no parece dispuesta a dar pasos unilaterales en ese sentido.
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