Después de varios fracasos de lanzamiento casi consecutivos, la estación espacial internacional podría por fin recibir nuevos suministros el 5 de julio, gracias al despegue de la nave de carga rusa Progress M-28M.
El lanzamiento desde Baikonur, gracias a un cohete Soyuz-U, se llevó a cabo ayer positivamente y la nave fue situada en la órbita prevista.
No va a tratarse de una trayectoria de ascenso directo sino que la llegada a la estación durará dos días, pero parece que todo va bien a bordo de la cosmonave, cargada con unas 3 toneladas de agua, combustible, alimentos, oxígeno, aire, ropa, experimentos y otros suministros, según los responsables.
La misión culminará con el acoplamiento automático, este domingo. En caso de problemas, la tripulación del complejo orbital podría hacerse cargo de la situación y unir el vehículo de forma manual a la ISS, junto al módulo Pirs.
El lanzamiento significa la vuelta a la actividad del sistema desde el fracaso de abril, cuando un problema técnico en la tercera fase del cohete dañó a la Progress, dejándola inutilizada. La M27-M se desintegró en la atmósfera terrestre el 8 de mayo.