Según estudios de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la Inversión Extranjera Directa (IED) cayó un 16 por ciento en 2014 en América Latina y el Caribe y esa cifra muestra “una tendencia negativa de crecimiento”. Para el caso de Bolivia, el estudio señala que el capital extranjero invertido bajó en un 63 por ciento, hecho que es preocupante y que exige soluciones con miras a revertir la situación.
Dicho informe revela, además, que “el crecimiento importante de la Inversión Extranjera Directa desde 2008 hasta 2013, el año 2014 muestra una caída de 63 por ciento que, en cifras absolutas, alcanzaría a 1.102 millones de dólares”. Efectivamente, de 2008 hasta 2013 los ingresos por las exportaciones de gas, minerales y algunas materias primas han sido altas, por los precios internacionales vigentes; en cambio, bien puede señalarse que el año 2014 tenían que producirse caídas notables por los menores ingresos de las exportaciones.
La situación es preocupante si se tiene en cuenta que como proporción del Producto Interno Bruto alcanzó a menos del dos por ciento en el año 2014 y el hecho de que Argentina, Brasil, Colombia, Uruguay, Perú y Venezuela hayan tenido también saldos negativos, no debe ser consuelo para Bolivia que, en todo caso, con esfuerzo, debida administración de recursos, políticas de austeridad y el logro de producción, puede revertir situación tan negativa.
Para la CEPAL “los flujos de inversión extranjera directa hacia América Latina se redujeron 16 por ciento en 2014 hasta alcanzar la cifra de 158.803 millones de dólares, bajas que son debidas a la desaceleración económica de la región y los menores precios de los productos básicos de exportación”. Para el organismo Cepalino, “los países de América Latina no deberían orientarse a recuperar los montos de inversión extranjera directa alcanzados en la última década, sino a atraer aquella inversión foránea que contribuya a la diversificación productiva”.
El problema, visto a “grosso modo”, parece simple; pero no será posible revertirlo mientras no se adopte medidas tendientes a captar inversiones tanto internas como foráneas, y para ello urge la puesta en vigencia, con su respectivo reglamento, de la Ley de Inversiones, lo que creará automáticamente una situación jurídica favorable. Por otro lado, es necesario captar la credibilidad y confianza del capital privado para aumentar la producción e incrementar la exploración y explotación de hidrocarburos y minería en el país. Finalmente, observar políticas austeras en el gasto fiscal y evitar los déficits que, hasta ahora, sólo incrementaron los montos de la deuda interna que, tarde o temprano, habrá que honrar.
Los estudios de la CEPAL son interesantes y muestran realidades que es preciso tomar en cuenta con miras a aplicar las medidas precisas para cambiar la situación, especialmente como medio para superar la crisis.
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