Mateo Bautista, una nueva trinchera

Las réplicas airadas lanzadas por el Gobierno en contra de la iniciativa patrocinada por el Rvdo. Mateo Bautista, representante de la Pastoral de Salud en Bolivia, de su demanda pública de incremento del presupuesto nacional a favor de la niñez, indignan a la población por su arrogancia y equívocos en un tema social que es amplio y abundantemente reconocido por nuestra comunidad y que, fraternalmente, podría haber sido asumido por ambas partes con franco y espontáneo acuerdo.

Pero qué difícil se ha vuelto para la administración de turno desarrollar la capacidad de reconocer y aceptar equivocaciones; cuando en realidad hacerlo sería una señal de sabiduría, evitando incurrir en exabruptos como el presente. Se hace evidente que perpetuarse en el poder, inevitablemente conduce a los gobiernos a un aumento gradual de la soberbia y la corrupción.

No obstante lo anterior, se hace patente el creciente respaldo de la comunidad a favor del religioso, quien ostentando su divisa “en Bolivia la salud está muy enferma”, viene acompañado de un masivo apoyo callejero a favor de su piadosa cruzada.

Así, pues, es oportuno recordarle al Gobierno el sitio de honor y reputación que ocupa la Compañía de Jesús (del cual es miembro Mateo Bautista) en la historia de Bolivia; a partir de la misma colonia, por su defensa tenaz y obstinada de los derechos y libertades de nativos y originarios. La Compañía estuvo en misiones de permanente apoyo con las hermanas de la caridad, para la creación y funcionamiento de hospitales, hogares de asilo y centros de salud voluntarios; merecedores de gratitud, consideración y respeto no sólo de la región sino de América y el mundo. Hoy, fundadores y asociados al Cipca (centro de asociación e investigación) con jurisdicción en La Paz, Cochabamba, Beni y Santa Cruz.

De naturaleza militar en su estructura, orden y disciplina, no se encuentra bajo tutela de diócesis alguna y -por qué no decirlo- les importa un bledo todo lo ajeno a su mística de servicio social determinada por el Oficial y Caballero devoto don Ignacio de Loyola, adoptando un bajo perfil dentro la propia Iglesia Católica.

Abiertos a todo enfoque social, en la actualidad se inclinan por el carisma académico y de enseñanza a partir de su propia preparación individual (recordemos al Santo padre Francisco como técnico químico industrial).

Hoy nuestra frágil memoria evoca hombres como Bartolomé de las Casas, a Benito María Moxó y Francoli, Bartolomé Arzans de Orsúa y Vela, etc., de la mano de la Compañía en la historia inmediata. En el presente, la propia comunidad recuerda con gratitud a “soldados” de la talla de Beneyto, Albó, Pérez y del propio Mateo bautista.

Quizá toda la espiritualidad Ignaciana se pueda resumir en la famosa frase de respuesta de la Compañía de Jesús al Papa Clemente IV (1773), el cual los amenazó con hacerlos desaparecer si acaso no modificaban sus reglamentos: “Sint ut Sunt, aut not sint” (sean como son; o no sean).

El autor es abogado.