Uno de los actos más conmovedores durante la visita del papa Francisco, en La Paz, fue cuando el subteniente Rilver Aramayo Quiroga, de 9 años, afectado por un cáncer de huesos le obsequió, al Sumo Pontífice su gorra policial. Ilusionado el pequeño le pidió que interceda por él ante Dios para que desaparezca el mal que lo aqueja. La conmovedora escena fue capturada por sus camaradas.
Un acto similar se vivió ayer en Santa Cruz, donde al menos 15 rosarios y más de 100 broches con la imágenes de la Virgen María y Jesús fueron consagrados por el Arzobispo de Cochabamba, monseñor Tito Solari, para que sean entregados a niños con cáncer y personas en situación de calle de Santa Cruz y Potosí, al cabo de la misa que ofició el papa Francisco ante un millón de creyentes.
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