El Loreto

El Loreto era un antiguo convento de claustro, ubicado en la parte oriental de la plaza de armas de la ciudad de La Paz. Este edificio después de claustro fue escuela, colegio, lugar de reuniones cívicas, religiosas, hasta devenir con el tiempo en lugar de prisión.

La capilla del convento tenía, como toda edificación religiosa, el coro, en la parte superior de la entrada, que daba a una de las calles de plaza.

Dada la situación, durante los gobiernos de Belzu, Córdova, Linares, Achá y Melgarejo, de revoluciones, matanzas políticas y luchas callejeras, el claustro convertido en prisión era famoso por los horrores que soportaban los presos políticos de turno, pues contenía celdas de castigo, salones de interrogatorio, y las más eran salas de tortura. Se pasaba por la acera del Loreto con el Jesús en la boca, para nunca llegar a su interior.

Su fama llegó a oídos de naciones vecinas, donde políticos exiliados y desterrados habían sido testigos de la horripilante prisión, en cuyos recintos se cometía asesinatos y fusilamientos por órdenes de los gobiernos de turno. Pero su siniestra fama llegó a su punto más alto con el asesinato del ex presidente Gral. Jorge Córdova, en ese recinto.

En enero de l861, el gobierno estaba a cargo del doctor José María Linares, esclarecido hombre público, abogado, sumamente honesto, se decía que había llegado al poder con una cuantiosa fortuna, propia de su familia, y que saldría pobre del gobierno, hecho que a la larga fue cierto.

El doctor Linares era de edad bastante avanzada, muy enfermo; su gabinete estaba formado por los personajes de mayor confianza; entre ellos estaba su ministro de Guerra, Gral. José María Achá, y el doctor Ruperto Fernández, de origen argentino, como su ministro de Relaciones.

Pese a la confianza y amistad, se levantaron contra el gobierno establecido el Gral. José María Achá, el doctor Ruperto Fernández, junto al Gral. Manuel Antonio Sánchez, Comandante del Departamento de La Paz, constituyendo un gobierno las tres cabezas de la revolución.

El triunvirato no duró mucho por el fallecimiento del Gral. Sánchez, que el pueblo atribuyó a un envenenamiento, y a la renuncia del doctor Fernández, que por ser argentino estaba impedido de ocupar cargos oficiales.

La oposición estaba enardecida, los más eran belcistas, que aglutinaban a los partidarios del Gral. Jorge Córdova.

El recientemente encumbrado presidente Gral. José María Achá, desde la ciudad de Sucre nombró Comandante General de la ciudad de La Paz al sanguinario coronel Plácido Yáñez, que inició su gestión instalándose en el famoso Loreto, prometiendo al Gobierno la eliminación de todo adepto al Gral. Manuel Isidoro Belzu.

El Gral. Córdova estaba en La Paz, en su quinta de San Jorge, junto a su familia, cuando sorpresivamente fueron aprehendidos, y el militar conducido a la mazmorra del Loreto y ubicado en el coro del mismo.

El Cnel. Yáñez adolecía de ciertos malestares cerebrales, que lo conducían a una conducta perversa. En octubre de 1861, aduciendo un complot revolucionario de Belzu, el coronel Yáñez apresó al batallón segundo, sacando a los soldados de sus cuarteles y fusilándolos. Esto causó revuelo en la población de la ciudad. Yáñez envalentonado, no sabiendo si el alboroto dando vivas a Belzu, más disparos al aire, fue preparado por el mismo, hizo sacar a los presos del Loreto, fusilándolos en la plaza. La suerte que corrió el Gral. Jorge Córdova fue que al escuchar los vivas y los disparos se aproximó a la salida de su celda, siendo ultimado por los guardianes de Yáñez, que tenían orden expresa de ultimarlo al menor movimiento: “péguenle cuatro tiros”, les habían dicho.

Todos estos hechos aumentaron la siniestra fama del Loreto.