El Papa Francisco recordó a los y las privadas de libertad del Centro de Rehabilitación de Palmasola que la reclusión no debe ser sinónimo de exclusión y que la privación de libertad forma parte de un proceso de reinserción social.
Dijo que son muchos los elementos que juegan en contra de los reos en ese lugar, se refirió al hacinamiento, la lentitud de la justicia, la falta de terapias ocupacionales y de políticas de rehabilitación, la violencia y pidió una necesaria, rápida y eficaz alianza interinstitucional para encontrar respuestas.
Los representantes de los casi 5.000 privados y privadas de libertad de Palmasola, le transmitieron al Pontífice la vulneración de derechos que sufren en el interior de los centros penitenciarios y le pidieron amnistía y beneficios penitenciarios, además de entregarle varios presentes. Francisco se mostró cariñoso con ellos y especialmente con los menores de edad que habitan el recinto con sus padres.
Por otro lado, las y los privados hicieron entrega al Papa Francisco de una hamaca realizada por un interno con los colores del Vaticano. También una pintura con el perfil de su Santidad y el cuadro de la última cena tallado en madera por un preso que se encuentra enfermo terminal.