Acaba de concluir el proceso de elección de miembros del Tribunal Supremo Electoral con el resultado previsible de principio. Empezó con el rótulo llamativo de conformarlo con personajes “notables”. No hubo tal, pero al menos esto de los notables servía para mostrar un espíritu diferente en relación con el TSE que se había condenado a sí mismo por su franca parcialidad con el oficialismo. Los hechos no tardaron mucho en demostrar que se trataba tan sólo de una táctica distractiva más de las muchas que registra la historia electoral deficitaria del país.
En cambio, la etapa de inscripción de postulantes se asemejaba a un desierto por la ausencia de candidatos. Una especie de desaire. A 48 horas del cierre del plazo de postulación, como por ensalmo, se registraron más de 400. Ni tonto ni perezoso, el staff del MAS movilizó a funcionarios públicos y militantes obligados a prestar sus nombres, obviamente sin documentación. No importaba, el plan era dar la impresión de que la convocatoria gozaba de expectativa general.
En medio de la muchedumbre no podían faltar Luis Exeni y Antonio Costas, si bien ambos muy cuestionados por la opinión pública y por la oposición. Habían ejercido antes la presidencia del TSE. Bien valdría la pena que sus gestiones sean auditadas. Ninguna Corte Electoral, de las antiguas -excepto la de Cajías y Guzmán de Rojas y tal vez alguna otra- ni el TSE de estos tiempos quedan a salvo de sombras que han oscurecido su desempeño. La oposición confió demasiado en las promesas y juramentos del oficialismo de conformar en consenso dicho Tribunal con “los mejores hombres y mujeres”, como se propaló insistentemente.
Algo tarde los opositores que trabajaron en la comisión parlamentaria respectiva, se dieron cuenta de la realidad, mientras en la calificación algunos -los favoritos- superaban de lejos al resto. Las instrucciones fueron perentorias, no correr riesgos con gente independiente e imparcial. La oposición terminó por no avalar con su firma el proceso, para ser acusada de no querer consensuar. El revés de los dos tercios dio una vez más cuenta de sus objetivos y que el florilegio anterior sólo sirvió para ganar tiempo.
De antemano los menos ilusos sabían que las cartas indispensables para el MAS y compañía, son Exeni y Costas, tenían que ser elegidos. De los 98 postulantes en carrera final, se eligió a 4 más. A éstos últimos se les puede dar el beneficio de la duda, y su actuación en el referéndum de septiembre próximo dará la medida de quiénes son y a quién obedecen o, si acaso, son independientes.
Entretanto los Tribunales Electorales Departamentales, bien gracias. Se esperaba que disuelto por emergencia el TSE, es lógico que sus dependientes distritales corran la misma suerte. ¡Eso sería demasiado! Son muy valiosos para desecharlos. Representan el colchón en el que puede descansar tranquilo el oficialismo.
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