La Paz no necesita obras suntuarias o faraónicas como los nuevos palacios de gobierno y de la Asamblea Legislativa así como de otras similares en su ciudad-capital, cuyos costos sobrepasan miles de millones de dólares del TGN y del crédito internacional. Lo que La Paz demanda es la planificación de los bienes naturales que Dios le ha dado para superar la miseria en sus comunidades campesinas y la extrema pobreza de grandes sectores populares de su capital.
El pueblo paceño reclama con urgencia trasladar aquellos recursos económicos u otros a la planificación del olvidado Norte paceño, no sólo para su beneficio sino también para potenciar la economía nacional.
Gobiernos pasados, deliberadamente o no, mostraron su total indiferencia por las riquezas naturales de la llamada ayer región de Apolobamba y que hoy se extiende hacia el sur para formar las provincias Abel Iturralde y Franz Tamayo.
De esta manera, corresponde poner de relieve las magníficas condiciones naturales de la provincia Iturralde que pueden permitir contar con una alta producción de caña de azúcar, arroz, maíz, tabaco, cítricos, frijoles, soya, carne vacuna, cueros, algodón, maderas finas y otros. De Franz Tamayo se puede decir lo mismo porque su clima y su suelo pueden permitir el asentamiento de florecientes empresas agroindustriales y pecuarias o el asentamiento de otro tipo de unidades productivas de positiva rentabilidad.
De San Buenaventura ya no se puede decir mucho porque sus estudios originales traducen su efecto multiplicador. Se ofreció la instalación preliminar de una planta de alcohol como base para el desarrollo agroindustrial. Una segunda fase incluiría la instalación del tan ansiado ingenio azucarero para satisfacer la demanda interna con excedentes para el exterior.
El Complejo Pesquero de San Buenaventura podría ser otra realidad y no caminaría solo, ya que aparejaría otros beneficios colaterales. Uno de estos sería el funcionamiento del Complejo Pesquero en el río Caijene.
En cuanto al potencial ganadero se estima en 82.380 has la superficie de praderas. La zona de Ixiamas se la considera la mejor, pues las praderas son más altas y mejor drenadas con sartenejas que aumentan en extensión y profundidad. La enorme riqueza forestal del Norte paceño en cuanto a maderas finas, demanda inmediatas reglamentaciones para conservar el equilibrio ecológico de la sub-región así como evitar su irracional explotación.
El departamento de La Paz sigue esperando las promesas del Poder Central para conocer los estudios de prospección, exploración y explotación de las potencialidades hidrocarburíferas del Norte paceño.
Se podría enumerar muchas otras riquezas renovables y no renovables de las tierras de Apolobamba, cuya explotación con valor agregado podría potenciar la economía regional y nacional, así como proporcionar fuentes de empleo y consecuentemente bienestar económico y social no sólo a los habitantes de la sub-región, sino también motivar la absorción de migrantes del campo a las ciudades.
Para el año 1999, Cordepaz diseñó un plan de infraestructura vial para el Norte paceño, cuyas carpetas correspondían a los siguientes caminos: La Marginal de la Selva, San Buenaventura-Tumupasa, Ixiamas-Puerto Heath-Cobija, Charazani-Apolo. Lamentablemente una abrupta decisión del gobierno de Sánchez de Lozada daba por concluido el funcionamiento de las corporaciones regionales de desarrollo.
La transformación del Norte paceño es necesario que esté al alcance de nuestras manos por efecto de la creatividad, el esfuerzo y la decisión de los paceños nacidos en el lugar, por bolivianos que se han consustancializado con el paceñismo y con aquellos ciudadanos del mundo que habiendo dejado su solar nativo para afincarse en la región, hoy son muestra de laboriosidad en su patria adoptiva.
Que se elabore una agresiva y realista planificación de desarrollo y crecimiento económico para las microregiones y que dé lugar a una mejor administración de recursos como: tierra, agua, medio ambiente y los demás componentes que forman el universo de la naturaleza.
Las tierras de Apolobamba, muchos años atrás explotadas inmisericordemente en beneficio de intereses extranjeros, quieren entregar sus riquezas para beneficio de sus propios hijos, los cuales ligados al sentimiento fraterno de sus compatriotas compartan todo aquello que pueda significar bienestar e igualdad de derechos.
Al Gobierno, por encima de subalternos intereses políticos, le corresponde apoyar económicamente este significativo intento orientado a fortalecer las estructuras productivas del Norte paceño en procura de alcanzar el crecimiento económico del país y así satisfacer las demandas de bienestar colectivo.
Por su parte, a la Gobernación Departamental, por el compromiso contraído con el voto popular y su afecto sincero a La Paz, le corresponde organizar comités operativos sectoriales inter-institucionales o mesas permanentes de trabajo con representaciones sectoriales del Gobierno central así como con la empresa privada y de la cooperación internacional, a fin de impulsar estrategias de desarrollo de todas las sub-regiones del departamento, pero de manera particular e insistente, de aquellas que estén orientadas a re-descubrir las riquezas de Apolobamba o del Norte paceño que esperan la creatividad y la mano del hombre para satisfacer necesidades de sus habitantes que siguen viviendo en el atraso y también de grandes sectores populares del país.
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