Visión unilateral del Estatuto Autonómico

El Estatuto Autonómico del departamento de La Paz incurre en una serie de omisiones de interés público y de modo general se trata de una copia de la Constitución Política del Estado. Su Preámbulo o Exposición de Motivos, reproduce toda la fraseología archiconocida del masismo, deviniendo en un panfleto político 100%. Otorga ditirambos y alabanzas excesivos a la actuación de los caudillos aymaras, entre ellos Túpac Katari, Zárate Villca hasta el levantamiento de El Alto de 2003. Pedro Domingo Murillo y la Revolución del 16 de Julio de 1809, apenas si son citados. No contiene mención alguna a los próceres paceños, a sus intelectuales, poetas y artistas. Ignora en absoluto el papel de la clase media en la gestación del progreso y modernización no sólo de La Paz sino de Bolivia. El Preámbulo tampoco dedica algunas palabras a la Revolución Federal de 1899, como hito fundacional de lo que es y ha sido La Paz.

La Asamblea Departamental de mayoría oficialista se niega a la revisión de algunas partes del Estatuto Autonómico, sosteniendo que pasó por el tamiz del Tribunal Constitucional y que sólo falta el referendo ratificatorio. De suerte que se pretende que los ciudadanos lo aprueben con su voto en septiembre próximo, pero, en los hechos, sin saber los alcances de esta ley, ya que no fue socializada en ningún momento. Tardíamente los asambleístas solicitaron al gobernador Félix Patzi una suma millonaria para ese efecto, pero la autoridad se negó por falta de recursos económicos. Esta disposición legal tampoco ha sido consensuada con los sectores citadinos, con sus instituciones, entidades profesionales, opinión pública, etc., de modo tal que se trata de una visión sectorial.

Para el gobernador Patzi se hace necesario abrir el Estatuto a fin de introducir sus 16 observaciones. Empero, pone el mayor énfasis en que el mismo mantiene la división étnico-social del departamento, cuando no hace viable que las comunidades elijan sus asambleístas por usos y costumbres y que necesariamente tengan que hacerlo por voto democrático liberal, reforma que le corresponde a la actual generación y no debe dejar pasar la presente oportunidad. El rector Waldo Albarracín estima que el Estatuto es como la Constitución Política en lo departamental, al que todos los ciudadanos paceños deben obediencia; alaba el garantismo de derechos (copia fiel de la CPE), pero no va más allá en su análisis.

El Estatuto en materia educacional vuelve a reproducir las consignaciones constitucionales; entre otras cosas contempla la protección al patrimonio cultural indígena ancestral, sin dedicar ni una palabra al rico patrimonio colonial. No contiene ninguna referencia -siendo como es un documento meramente declarativo- al tema del IDH ni a su injusta distribución, con mucho causa de la pobreza y depresión de la población mayoritaria paceña. Omite incluir la explotación de hidrocarburos en La Paz, tampoco incorpora al patrimonio paceño el Complejo Industrial de San Buenaventura, el cual sigue figurando como empresa del Estado.

Está también ausente una verdadera vertebración por carretera y los vitales puentes de Tiquina y Rurrenabaque-San Buenaventura, menos aún la carretera a Cochabamba por Río Abajo, etc. En fin, mucha hojarasca legislativa, poco reconocimiento y falta de efectividad.