Muchos jóvenes de la urbe alteña permanecen renuentes a la donación de sangre debido a diferentes temores, entre los cuales resalta el miedo a ser dañados por una aguja.
A pesar de este hecho, autoridades del Banco de Sangre informaron que una ambulancia móvil se mantiene en inmediaciones de la Alcaldía Quemada a la espera del aporte de jóvenes alteños.
Miguel Colque, universitario de 22 años de edad, recuerda que sus padres fueron quienes debieron ser donantes de sangre para poder restablecer la salud de uno de sus familiares y que esa imagen donde se utiliza una aguja en la región del brazo es lo que a la fecha se mantiene en su memoria y evita que él se convierta en un donante voluntario.
“Ocurre que estaba a punto de ser parte de la donación de sangre porque el hermano de mi papá necesitaba de este líquido luego de haberse accidentado en un choque de vehículo en la carretera a Oruro y cuando vi la aguja que utilizaban para colocarle en el brazo el instrumento me asuste y como ya mis padres habían donado y no se requería más unidades de sangre es que preferí no hacerlo. Me da miedo la aguja”, recuerda.
“Mi tía, luego de dar a luz (atención de parto), mediante una cesaría de emergencia, necesitó sangre y su esposo, que era del mismo tipo RH+ la donó, pero en mi caso no me hubiese animado a donar, porque me atemoriza hasta el dentista, cuando utiliza a aguja para colocar anestesia, no creo que me animara a ver la aguja que se utiliza en la extracción de sangre”, afirmó Juan Colque, vecino que siempre se queda solo de espectador, cuando la ambulancia de donación de sangre se estaciona en inmediaciones de la Alcaldía Quemada.
“No, no me animaría a ser donante, porque a uno creo que le llegan a pinchar en el brazo y eso no me gusta para nada”, señaló Francisco Guzmán, estudiante de Mecánica.
Visualmente sólo ver los implementos que se utilizan para la extracción de sangre se convierte en uno de los principales factores que ocasionan que una cantidad de jóvenes y transeúntes se queden de espectadores y no asuman la posibilidad de salvar la vida de un ciudadano que incluso podría ser uno de sus seres queridos, aspecto que requiere sólo superar el temor.
“Si mi papá fuera quien necesitaría o mi hija, sin pensarlo donaría mi sangre de inmediato”, explicó Beatriz Coca, estudiante de la carrera de Comunicación.
“Sólo para que se destine a mi familia, claro que donaría o a una niña quienes son más indefensos”, expresó Marcos Choque.
Estas últimas expresiones son la mejor formar de permitir que la población identifique la donación de sangre como un hecho humanitario, oportuno, que podrá ser devuelto con el milagro de la vida en beneficio de algún familiar cercano.
Mientras que dos a tres veces por semana la ambulancia de la vida continúa estacionándose en puertas de la Alcaldía Quemada con la finalidad de poder recurrir a la donación voluntaria de jóvenes, personas mayores entre hombres y mujeres, que beneficien de manera silenciosa y real a que otras personas que requieren sangre, puedan poder seguir viviendo.
Los casos de accidentes de tránsito, partos e intervenciones quirúrgicas, son las acciones que demandan la mayor cantidad de sangre en nuestra urbe alteña.
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