Es bueno que en el tercer mandato de Evo Morales haya arribado el Papa Francisco, quien con toda su sabiduría resumió diversos temas: desde el “cuidado a la familia” hasta el “vivir bien”. Temas por los que durante nueve años los bolivianos reclamamos al mandatario (“socialista”). Este hecho, denota, insisto, una (otra) oportunidad para “deconstruir” el “proceso de cambio” dejando de lado soberbia, mentira, adulación, improvisación, falsedad, desideologización que genera “disonancia” entre bolivianos. Disonancia, similar entre connotados adláteres del MAS Raúl Prada (RP) y Javier Larraín (JL) –según nota publicada recientemente-, que aprovecho para comentar los pecados del MAS.
Pecado 1: JL aduce que RP se poya en revoluciones fallidas para elucubrar sus teorías: los comunistas (ahora) son “representación” de un desenlace de una trama histórica –distorsionada- por una suerte de “justicieros” y “vanguardistas” (¿Evo y Álvaro?). Ignora, dice, las palabras de Fidel (Castro) en playa Girón: “por esta revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, estamos dispuestos a dar la vida”. Hay trabajadores, hay indígenas humildes y no ¿quiénes son los humildes en el proceso de cambio? Pecado 2: RP dice que estos “justicieros”, “vanguardistas” han desplazado a los explotados, han reducido la historia a un esquematismo moral para mostrar un mundo entre “buenos” y “malos”. Evidente, desde que Evo Morales asume el poder el paradigma andino centrista está sumiendo a los bolivianos en la confusión: no se sabe –como sujeto- quién es quién, pues se ha eximido la lucha de clases: motor de una revolución.
Pecado 3: JL sostiene que la historia (del MAS) tiene como fin narrar los triunfos por los vencedores. Falso, esta narrativa “desportilla” la dinámica mecánica de fuerzas o lucha de clases sustituyendo a la “clase” con los “movimientos”. Pecado 4: JL, dice que no hay “diferencia” entre “proyecto” y “poder”, para él, revolución es “concretar el proyecto”. Cualquier manual básico sobre marxismo apunta que éstos (proyecto y poder) son unívocos e indisolubles a la revolución.
Pecado 5: RP “reclama” que una revolución no se hace por decretos ni estatizaciones de X unidad productiva, no es un problema de derechos. Evidente, prioritariamente una revolución (educativa) busca transformar esquemas de comportamiento que devengan en la descolonización y ésta en derechos. Pecado 6: RP arguye “en una revolución las aspiraciones “igualitaristas” (asistencialistas-desarrollistas) mutan y revitalizan un Estado policial que coarta las libertades. Evidente, no se advierte un bienestar y desarrollo. El Poder oficial exime y defenestra a Marx que en su crítica al Programa de Gotha (1875) refiere: “de cada cual según sus capacidades; a cada cual según sus necesidades” premisa que no se aplica en el gobierno del MAS, excepto para un entorno “palaciego”.
Pecado 7: JL aduce que los actos necios son obra de “mancos mentales” (disidentes) inconsecuentes. Falso, la tarea precisa (del MAS) es “penalizar” los espacios de crítica mediante la ley 045.
Entonces, es hora de purgar estos pecados. Evo Morales debe ser consecuente con las promesas al Santo Padre: ser preciso y “deconstruir” su marco categorial, determinar su epistemología respecto a la “clase”, al vivir bien, etc., (que todos tengan el derecho al mismo). Es hora para que obre de buena fe, respete la CPE. Por último, aplique consecuentemente el “no seas ladrón, mentiroso ni flojo”, sugeridos por el Papa.
El autor es Director del Centro de Investigación, Servicios Educativos y de Comunicación (CISEC).
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