J. Wenceslao Jáuregui
Al recordar la revolución del 16 de Julio de 1809, debemos rendir homenaje a los protomártires de la independencia, como Pedro Domingo Murillo y patriotas que nos legaron una patria libre y fecunda, por ser La Paz cuna de hombres valientes y tumba de tiranos. Debemos hacer este homenaje a tiempo de prometer ofrendar nuestras vidas por la libertad que nos dejaron esos héroes. Y para que La Paz siga siendo el hermano mayor de la bolivianidad.
Sus hombres en estos dos siglos y más han trabajado para que La Paz progrese y brinde a sus hermanos hospitalidad y amor, porque aquí no se discrimina a nadie, y por eso se ha caracterizado por trabajar para Bolivia. En el Siglo XXI vivimos de grandes transformaciones, los países implementan educación bilingüe, con español o inglés como idiomas universales. Bolivia igualmente debería propender a que nuestros estudiantes sean bilingües, para no quedarnos a la saga de los países. Además este siglo es por excelencia del conocimiento y ya no se debe vender sólo materias primas, como en el pasado, sino que se les debe dar valor agregado, para beneficio de todos los nacidos en esta bendita tierra.
Es el momento de buscar la integración y la unidad de todos los bolivianos, sobre todas las cosas, porque sólo la unidad nos dará días mejores. No olvidemos que la unión hace la fuerza, divididos nada bueno conseguiremos. Hoy, cuando la población llega a más tres millones de habitantes, La Paz tiene múltiples necesidades, para alcanzar su verdadero desarrollo. Propios y extraños debemos seguir trabajando para que los paceños y los bolivianos tengan mejores días.
La Paz, requiere con urgencia la construcción de un hospital de tercer nivel moderno, similar al Hospital Obrero, construido en 1952, en el gobierno del Dr. Víctor Paz Estenssoro. Se debe construir un nuevo aeropuerto y otro estadio para 100.000 espectadores, porque el Hernando Siles, construido en el gobierno del Gral. Hugo Banzer, ha quedado insuficiente para los partidos que juega la Selección. Se podría construir ambos en la zona Sur, a 2.600 m.s.n.m. con lo que acabará el llanto de equipos visitantes, que cuando pierden echan la culpa a la altura. También se debería concluir el camino a Cochabamba por Río Abajo, que significaría reducir el viaje a cuatro horas.
En estos días recordamos con amor a nuestros protomártires que nos dejaron libertad, así como la frase de Murillo: “Muero, pero la tea que dejo encendida, nadie la podrá apagar”.
También rendimos homenaje a todos los hermanos paceños escritores, historiadores, profesionales, empresarios, intelectuales, periodistas y trabajadores, así como a los medios de comunicación de antes y de ahora, pero especialmente a EL DIARIO, defensor de los intereses nacionales e inclaudicable impulsor de nuestra demanda marítima.
Los paceños debemos seguir trabajando por la Unidad Nacional y buscar un verdadero desarrollo y progreso para todos los bolivianos y pedir al Creador que nos siga dando su amparo y bendición para que se hagan realidad la igualdad y la fraternidad en toda Bolivia.
El autor es abogado, nacido en la ciudad de La Paz.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
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