La Fiscalía brasileña de la República ha abierto una investigación judicial para aclarar si el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) incurrió en un delito de tráfico de influencias, entre los años 2011 y 2014, a favor de una de las principales empresas constructoras del país, Odebrecht. El fiscal dilucidará si el mandatario brasileño, durante esa época, hizo valer su influencia internacional para favorecer los negocios de esta empresa a base de viajar a países como Venezuela, Cuba o República Dominicana, pagado por Odebrecht, en teoría solo para dar conferencias y participar en actos, y en la práctica para influir también en los Gobiernos de estos países para que otorgaran contratos a la constructora. La constructora, después, en la mayor parte de estos contratos, se ha beneficiado de los créditos del banco público Bndes para acometer estas obras. La fiscalía, pues, deberá probar que Lula influía para obtener los contratos y que su partido, el Partido de los Trabajadores, el mismo que el del gobierno de Dilma Rousseff influía para que el banco otorgara los créditos.
La Fiscalía, en mayo, decidió abrir investigaciones preliminares y pedir documentación al expresidente. Hoy, ha dado un paso más y ha decidido abrir una investigación formal por el asunto. El Instituto Lula, que ejerce las labores de portavoz del expresidente, ha manifestado, poco después de enterarse de la noticia, que se siente “sorprendido” por la decisión.
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