“Entregar territorio, no”

Bolivia, golpeada por un destino adverso en el pasado, se revigoriza hoy, gracias a la férrea unidad de su población, que le ha inyectado nuevos bríos, en la histórica perspectiva de que siga sustentando, con firmeza y sin claudicaciones, la demanda marítima en la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Se respalda, asimismo, con la estima y el afecto de la comunidad internacional, que ve con ojos solidarios la causa boliviana.

“(Bolivia) puede anhelar, una cosa es una aspiración de salida al mar, porque por tratado Bolivia tiene acceso al mar, nosotros estamos dispuestos a mejorar el régimen de acceso al mar (pero) a entregar territorio, no, porque eso va en contra de un tratado y eso hay que respetarlo”, afirmó, hace poco, el canciller chileno, Heraldo Muñoz (EL DIARIO, 14 de julio de 2015).

“Entregar territorio, no, porque eso va en contra de un tratado”, sostuvo ese personaje. He ahí la teoría que se impone, en relación con el tema marítimo boliviano, en La Moneda. En consecuencia suplicar por una salida libre, útil y soberana al Pacífico, es pedir peras al olmo.

El canciller Muñoz, vocero de la oligarquía que, infelizmente, aún maneja los hilos político-diplomáticos de La Moneda, continúa aferrado a propósitos expansionistas de origen anglo-chileno, cuyos postulados generaron la ocupación de nuestro territorio costero, con el consiguiente encierro geográfico.

Recordamos que quienes se opusieron al impuesto de “10 centavos” por quintal de salitre destinado a la exportación, fueron empresarios o “accionistas, en su mayoría ingleses”, según anota José María Camacho, en su “Historia de Bolivia”, correspondiente a la decimocuarta edición, de 1952. Ello quiere decir que el imperialismo inglés tomó parte activa en la salvaje invasión a territorio patrio.

Bolivia, y estas líneas van a manera de refrescar la memoria del canciller Muñoz, no aspira, no anhela ni sueña que Chile asuma un gesto de generosidad para con ella, sino que le exige a dicho país invasor la restitución de su salida libre, útil y soberana en el Pacífico, que le fue arrebatada, por la fuerza, hace más de un siglo.

En este marco Chile busca, inclusive, supeditar a sus mezquinos intereses al tribunal internacional de la Organización de Naciones Unidas, con sede en La Haya- Países Bajos. Pero olvida que la ONU, fundada el 24 de octubre de 1945, representa la unidad de los pueblos del mundo, y se conduce con apego a principios básicos, como: “Todos los miembros son iguales y soberanos. Todos se comprometen a arreglar sus controversias internacionales por medios pacíficos. Ninguno recurrirá a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad o independencia de otro estado”.

En suma: intentamos reflejar, en lo posible, el sentimiento patriótico de una población nacional de aproximadamente diez millones de habitantes, en relación con el centenario diferendo marítimo, permanentemente cuestionado por el canciller chileno Muñoz.