El Potosí real

Una vez más el pueblo potosino está movilizado, demandando al Gobierno desarrollo económico, social, político y cultural de su departamento.

El Cerro Rico se está cayendo y las autoridades del Gobierno (Comibol y el Ministerio de Minería y Metalurgia) casi nada han hecho por preservar este Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad. Los aliados del Gobierno, los cooperativistas que trabajan sobre la cota 4.400 en el Cerro Rico de Potosí, son los principales causantes de este desastre, junto a otras empresas privadas.

En el territorio potosino hay ingente cantidad de materia prima como para instalar una fábrica de cemento, sin embargo el Gobierno central hasta la fecha no decide invertir en esta fábrica, que es fundamental para el desarrollo del departamento de Potosí y para Bolivia en general.

Los potosinos exigimos al Gobierno la industrialización de los recursos evaporíticos yacentes en el Gran Salar de Tunupa (Uyuni), para no repetir la historia del saqueo de nuestros recursos naturales. La industrialización de los recursos evaporíticos pasa por la instalación de una serie de plantas químicas, especialmente la de ácido sulfúrico, que es la base para iniciar el proceso y sentar la base de la industria de la química básica, que es el objetivo final.

El funcionamiento y puesta en marcha del aeropuerto Capitán Rojas es de vital importancia para el desarrollo y promoción del turismo, proyecto que a la fecha el Gobierno no ha hecho efectivo.

La fundición de Bismuto, ubicado en Telamayu, no funciona, no hay hornos de fundición en Catavi; el proyecto de Karachipampa es un fracaso; en fin, la minería en Potosí se encuentra igual o peor que en los tiempos de la colonia. Todo es saqueo, no hay industrialización de los recursos mineros en Potosí.

Pareciera que al Gobierno no le interesa la definición y solución de límites entre Potosí y Oruro, en el sector de Coroma y Quillacas, y los pobladores que viven en esa región están susceptibles de cualquier hecho.

La salud de los potosinos está abandonada, porque no hay hospitales de tercer nivel debidamente equipados, en algunos casos ni siquiera cuentan con energía eléctrica. La situación de la salud en las provincias es terrible, no se cuenta con hospitales equipados, menos con profesionales o ítems que puedan cubrir las necesidades de los habitantes de las provincias potosinas. La tasa de mortalidad infantil es de 101 por cada 1.000 personas, mientras que la esperanza de vida promedio al nacer es de 60 años.

La migración de la población potosina es alarmante. En 1950 la densidad de población era de 9,88 personas por cada Km2, mientras que en 2012 se redujo a 6,97 por Km2, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Esta migración se debe a la falta de fuentes de trabajo permanentes y por la inexistencia de empresas que industrialicen nuestros recursos naturales y así crear nuevas fuentes de trabajo.

Para el colmo, los potosinos no tenemos derecho a constituir unidades o empresas mineras departamentales, regionales y/o municipales y menos a ser partícipes en las actividades de prospección, exploración, explotación, beneficio, concentración, fundición, refinación y comercialización de nuestros recursos mineros. Estamos condenados a vivir en la pobreza y la miseria y el Gobierno nos quiere reducir a simples pastores de nuestra desgracia. Por esto apoyamos la iniciativa del diputado Gonzalo Barrientos, quien planteó la modificación del Art. 23 de la Ley 535 de Minería y Metalurgia el pasado 2 de julio.

Finalmente, los potosinos queremos cambiar esta política de desarrollo y por eso planteamos la industrialización de todos nuestros recursos naturales metálicos y no metálicos, específicamente los recursos evaporíticos y para asegurar este proceso de industrialización, planteamos la creación de la Universidad Boliviana del Litio (UBL), que tendrá como objeto formar recursos humanos del más alto nivel técnico y científico, para que nuestros jóvenes puedan crear ciencia, generar conocimiento, desarrollar tecnología y realizar investigaciones científicas.