Elección de vocales del TSE aplicando mayoría parlamentaria

Cuando se realizó en 1910 la primera elección de vocales electorales, comenzó la vigencia de cupos en el organismo electoral nacional, con dos representantes indígenas y tres mujeres como mínimo, y un representante presidencial. Los organismos electorales departamentales estaban compuestos por cinco vocales, de los cuales dos eran mujeres y uno originario campesino, y un representante presidencial, que actuaba como contrapeso para cualquier decisión importante.

Hace poco, los siete vocales del Tribunal Supremo Electoral han sido elegidos con los dos tercios del partido oficialista en la Asamblea Legislativa, dejando sin chance ni discusión a la minoría parlamentaria, pese a que los de oposición observaron a tres vocales, por tener antecedentes políticos. Para dirimir el problema, se planteó la elección por consenso, lo que fue rechazado por la mayoría parlamentaria.

Si el anterior TSE fue descabezado y resistido, por acusaciones de grupos opositores y opinión pública, por estar parcializado con el Gobierno, el actual fue elegido, una vez más, por imposición de la mayoría parlamentaria, por instrucciones políticas. Es una realidad dura para los opositores, que son minoría.

Pero lo ideal para estas nominaciones era buscar consenso y la mayoría parlamentaria no hubiera tenido que aplicar el rodillo parlamentario. Así la Asamblea Legislativa, cuando se trate problemas importantes para el país, dará lugar a la discusión democrática y no actuará dictatorialmente, dejando una sensación de impotencia en la minoría parlamentaria.

La opinión pública entiende que los dos tercios logrados por el oficialismo son producto del resultado de las elecciones, considerando que la mayoría parlamentaria de ninguna manera podría aceptar, por estrategia, que se imponga una minoría opositora. Lo que se espera es que los dos tercios sean aplicados con mesura y razonamiento, sin entrar a lo que se llama “dictadura parlamentaria”.

De acuerdo con este razonamiento, se vuelve a insistir en la elección por consenso, a fin de no llegar a los enfrentamientos camarales. La posición oficialista, en el gobierno parlamentario, no debe dividir a los ciudadanos. La labor del nuevo TSE es muy importante para la marcha de la democracia en Bolivia, porque tiene que aplicar una serie de medidas y, en el momento, debe dar muestras de neutralidad y no provocar la susceptibilidad de la ciudadanía, con decisiones descaradas y discutibles, como las del anterior TSE, que provocaron la protesta y repulsa de los ciudadanos.

Al menos ahora se espera medidas atinadas, que devuelvan la confianza a la ciudadanía que no está politizada. El Tribunal Supremo Electoral deberá afrontar desafíos muy importantes para el espíritu democrático de los bolivianos. Uno de ellos es la consulta a las regiones sobre las autonomías, con aplicación de estatutos y reglamentos aprobados. Es posible que se tenga que hacer consulta o referéndum para modificar la actual Constitución Política, por la posibilidad de que sea planteada la alternativa de un gobierno vitalicio, como ocurrió en Ecuador, donde el pueblo ecuatoriano en un referéndum manifestó su rechazo.

Será tarea importante organizar los nuevos tribunales electorales departamentales a través de elección de vocales, con un reposicionamiento institucional.