Compostela, que en idioma gallego tiene el significado del “Camino de la Estrella”, es el nombre de la región al extremo noreste de la península ibérica, conocida en tiempos romanos por la “Finis Terrae” (el final de la tierra), por constituir el extremo occidental del mundo entonces conocido, donde según la leyenda inmediatamente después de la muerte de Cristo, anduviera la Virgen María portando la enseñanza de los evangelios junto a uno de los más fieles discípulos de Jesús, hoy erróneamente conocido por Santiago y a quien para distinguirlo de su hermano Juan El evangelista lo llamaban “el Mayor”; y por la arraigada creencia de que sus restos mortales se hallan allí enterrados (en sitio todavía no identificado de la Catedral), desde el Siglo IX su nombre se antepuso al de la capital de Galicia.
De todas maneras, se debe aclarar que el mencionado apóstol se llamaba Jacob y no como hoy se lo conoce de manera universal. La variación en el apelativo del santo, se produjo cuando los cristianos en las duras batallas contra los moros, ante el peligro inminente de una derrota invocaban su auxilio: “¡Sant (Santo)-Iacob (o la variante afectiva Tiago) ayúdanos!” -es decir Santiago-, y sintiendo que por los aires acudía montado en brioso caballo blanco, se volcaba la victoria a su favor. Y así, tanto repetir las palabras juntas se fusionaron en una sola, no obstante las multitudinarias peregrinaciones que a pie diera origen hacia el lugar, mantienen la nominación primigenia de Ruta Jacobea o Jacobina…
Por aquellos tiempos, desde inicios del mes de julio comenzaba el constante fluir de millares de peregrinos procedentes de los más apartados rincones del viejo continente para dirigirse a pie hacia Galicia, y en tiempos modernos en caravanas motorizadas, aunque los más auténticos seguidores de la tradición ya milenaria, como antes cumplen la promesa caminando en recordación de los pasos que siguiera tan mentado apóstol, contando como punto de concentración los Pirineos, para recorrer unos 700 Km a través de una ruta de campos de olivas y pintorescas Villas, monumentales catedrales, castillos, puentes de piedra, monasterios y caserones de albergue para peregrinos, llegando a sobrepasar el millón de fieles que devotamente cada año recorren los caminos jacobinos hasta divisar las torres de la Catedral compostelana.
Desde primitivos tiempos, andar en peregrinaciones masivas constituye una arraigada tradición popular en diversas partes del mundo, siendo tres en el ámbito cristiano las más importantes metas: Roma, por cobijar las reliquias del fundador de la Iglesia, San Pedro, llamando a los que siguen la ruta “Romeros”; Tierra Santa, donde por portar los fieles palmas de Pascua, se los conoce por “palmeros”; y finalmente la que se orienta hacia la tierra depositaria de las reliquias de Santiago, llamándose a los caminantes simplemente “peregrinos”, pues a decir de Dante Alighieri “sólo es peregrino aquel que va o viene de la casa de Santiago”.
En cuestión de peregrinaciones, finalmente habría que referirse a millares de migrantes que antaño orientaron sus pasos por aquel “camino de estrellas” hacia el Nuevo Mundo, embarcando en sus naves el mensaje evangelizador del santo hasta la otra orilla del océano, para posesionarlo en su condición de santidad “Mayor” en el área andina; y en esta parte del continente, ya conocido popularmente como “Tata Santiago” e identificado con la poderosa deidad nativa denominada Illapa (rayo), es el Patrono más festejado durante la festividad del 25 de julio en la mayoría de las comunidades dispersas por la altiplanicie paceña, principalmente en las que se antepone el patronímico “Santiago”, como Guaqui, Quime, Machaca, Callapa (que seguramente antes era “Illapa”), etc…
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |