[Severo Cruz]

Oligarquía chilena que obstruye


La casta gobernante chilena, de tinte oligárquico, asume, como siempre, una señal de rémora en la solución del más que centenario diferendo marítimo que enemista a dos países vecinos, separados por una frontera común. En consecuencia continúa obstruyendo, con diferentes tramoyas diplomáticas, las posibles opciones de entendimiento civilizado, en torno a dicho conflicto.

El poder oligárquico chileno, en acción conjunta con el imperialismo inglés, determinó en 1879 la ocupación, mediante la fuerza, de nuestro territorio costero, a fin de apropiarse de sus recursos naturales, renovables y no renovables. He ahí la verdad histórica.

“Hacia 1850 se descubre en el litoral boliviano enormes cantidades de salitre, guano y minerales (cobre, plata, etc.) e inmediatamente se organizan empresas imperialistas chilenas e inglesas para explotarlas. El gobierno del Mapocho se interesa en tales riquezas e instruye a sus diplomáticos para tentar ante el de Bolivia primero la compra de esos territorios, luego un tratado de beneficio común en la explotación de aquéllas riquezas, y finalmente el despojo”, acota José Antonio Llosa M., en su “René Barrientos Ortuño – Paladín de la Bolivianidad”, editado, en La Paz – Bolivia, en 1966, pág. 49.

Por lo visto, la oligarquía chilena tomó tal iniciativa priorizando, estrictamente, sus propósitos de crecimiento económico – financiero. Tratando, ni duda cabe, de imponer su hegemonía política, en esta parte de la región latinoamericana. Y logró hacerlo, transformando un “país pobre” (conforme señala Llosa en su citado libro pág. 47), en un país próspero, que se ha constituido en un peligro bélico para la paz continental. Logró hacerlo sojuzgando a los más débiles. Y “el enclaustramiento del país por el control de nuestras aduanas por Chile provoca la depauperización fiscal, mientras el usurpador obtiene ingentes utilidades explotando el litoral boliviano”, afirma Llosa, en su obra referida, pág. 51.

Desde 1879 han transcurrido aproximadamente 136 años de ultraje a la soberanía nacional, por el expansionismo anglo-chileno. En este tiempo la oligarquía del país vecino amasó fortuna, es decir que se puso “botitas de oro”, en una actitud de afrenta a quienes bregan por alcanzar días mejores.

Pero este gesto de enemistad chilena contó, desgraciadamente, con el respaldo y la confianza de algunos bolivianos. Es decir de ciertos chilenófilos que dieron cobertura a las manifestaciones antibolivianas dentro de nuestras fronteras. Por ello el presidente Manuel Bulnes (1841-1851), creador de la Universidad de Chile, decía: Chile “con un aliado como Ballivián, no temería a ninguna potencia de América” (Alberto Candia Almaraz: “Acciones, anécdotas y programas sublimes de la historia nacional”, Sucre-Bolivia, 1954, pág. 65).

Las grandes e importantes exportaciones de cobre y salitre, extraídas del territorio usurpado a Bolivia en 1879, arrojaron resultados favorables, permitiendo a Chile vivir una holgura económica, en los años 20. En 1925 Chile había logrado el superávit más elevado de su historia en las finanzas públicas.

En suma: la oligarquía chilena, aferrada a sus intereses económico-financieros, jamás permitirá la solución del centenario problema marítimo.

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