El problema de Bolivia

El Estado boliviano al margen de sus dificultades económicas y la creación de empleos, de las opciones que tiene que ir tomando en el plano internacional y los problemas que están ligados al desempeño de sus instituciones, tiene una dificultad mayor que radica en la estructura y la delimitación de su base social.

EL PODER PERSONALIZADO

En Bolivia se ha hecho un tipo de Estado que quiere manejar la nación. El Estado no ha nacido de un esfuerzo nacional. Entonces, ¿qué es lo que vemos?, un Gobierno con un jefe que trata de imitar los modelos que se cumplen fuera, que se esfuerza por crear las condiciones indispensables para el establecimiento de un Poder de Estado. Esta realidad muestra la figura perfecta del Poder individualizado, lo que se explica fácilmente. Don Juan Evo Morales Aima tiene su prestigio personal y la confianza de sus seguidores. En estas condiciones, la idea de la obra a realizarse está mal entendida por los grupos sociales que continúan divididos por rivalidades tribales. El trabajo de progreso tendría que cumplirse por él mismo.

Entonces, existe una conciencia política de reivindicaciones orientadas por el interés material inmediato. Esto hace que la conciencia social esté polarizada en el plano social y lo dicen muy bien los pobladores de El Alto, del Chapare cuando se manifiestan a favor de Comcipo. De esta manera concreta la exigencia de un mero DIÁLOGO puede exceder las posibilidades de la persona y también sus tradiciones indispensables para sostener su autoridad.

DEJAR DE LADO EL PERSONALISMO

¡Muchas gracias, hermano Papa Francisco!, se repite bastante y se oye mucho en Bolivia, pero no se ha querido entender que el Papa ha estado enfadado cuando un “jefe” de Estado, más concretamente el célebre Rafael Correa, insistía en demostrar que sus ideales y proyectos son compartidos por Francisco (imaginen). Francisco con cierta falta de gracia tuvo que decirle: “Agradezco sus consonancias, pero tal vez me ha citado mucho”. (Quito-Ecuador 7/7).

En todo caso, todos los estados del mundo han dejado este tipo de Estado al haber institucionalizado el Poder Social, lo que supone admitir que la nación existe y crea el Estado. Es la nación que permite que los Estados puedan abordar el problema de una autoridad supranacional, con la INDEPENDENCIA de sus poderes.

Por lo tanto, cosa muy diferente de la simple individualización del Poder, que Rafael Correa no captó ni pudo entender. Consecuentemente, los estados “nuevos” -como el boliviano- no han superado el estado de la vigencia del Poder personalizado y lo único que se puede es desear que la aceleración de la historia no les permita quedarse por mucho tiempo en la etapa del egocentrismo nacional. Ya que los bolivianos estamos cansados de escuchar que don Evo Morales no recibirá a Comcipo, que ningún acuerdo firmará, que no necesita mediadores, que sabe quiénes se repartieron los dineros del Fondo Indígena (18/4), etc. Latinoamérica no quiere el afán de liderazgos únicos o egoísmos, hay que promover la comunicación incentivando la colaboración.