Javier López Soria
En la actualidad el medioambiente y sus recursos naturales no cuentan con políticas serias para su protección y conservación; casi todas las acciones del Gobierno actual tienden a su destrucción, si tomamos en cuenta la autorización que tienen las cooperativas mineras de usar a discreción los recursos hídricos, aspecto que permite la contaminación de los mismos con metales pesados principalmente, que impiden posteriormente un uso beneficioso en las poblaciones rurales, causando graves problemas en la producción agrícola-ganadera.
La contaminación de los recursos hídricos cada vez afectará con mayor impacto la producción agrícola y ganadera tanto en el altiplano como valles, especialmente por efecto de los desechos humanos y la contaminación minera principalmente; así como las aguas contaminadas de las poblaciones cercanas a ríos, lagunas y lagos. No es posible que una población como Copacabana no cuente con sistema para tratamiento de aguas servidas, aguas negras que contaminan el lago Titicaca. Pero se está gastando miles de bolivianos en la construcción de un aeropuerto que no va tener incidencia en el turismo nacional, menos en el internacional.
La contaminación de los recursos hídricos por efecto de los desechos humanos y las actividades industriales y la falta de conciencia de las autoridades y población en general tendrán cada vez mayores impactos sobre la producción agrícola y ganadera, tanto en el altiplano como en valles y Yungas.
Tomemos como ejemplo la autorización que tienen las cooperativas mineras de usar a discreción los recursos hídricos, o la escasa regulación sobre el uso del mercurio en sus actividades, generando altos niveles de contaminación del agua con metales pesados principalmente, que impiden posteriormente un uso beneficioso en las poblaciones rurales, causando graves problemas en la producción agrícola-ganadera y en la salud de la población. Las cooperativas mineras han invadido Áreas de Protección como Cota Pata y el Parque Nacional Madidi.
El altiplano sur está sufriendo igual suerte, por tratar de extender e intensificar principalmente cultivos de quinua, sin cuidar la vegetación nativa, base de la alimentación del ganado camelido (llamas, alpacas y vicuñas), aspecto que en pocos años nos cobrará por permitir la destrucción del suelo, flora y fauna.
En la actualidad los bosques naturales del territorio nacional sólo pueden ser aprovechados por las comunidades originales o los asentamientos de colonos, lo que determina un aprovechamiento sin algún cuidado en la preservación de los recursos maderables, también la ampliación de la frontera agrícola está determinando que extensas superficies de bosque desaparezcan anualmente. Gracias al chaqueo de bosques y su posterior quema, anualmente se pierde miles de hectáreas de bosque.
Nuestro país debe ser uno de los pocos en el mundo que no preserva sus recursos forestales; la superficie de bosques implantados es mínima, si consideramos la gran cantidad de suelos abandonados que fueron base de los cultivos industriales (caña de azúcar, soya, maíz, y sorgo), especialmente en Santa Cruz , suelos que están en condiciones de reponer las principales especies maderables, que permitan preservar el material genético de especies tan importantes como mara, cedro, roble y otras especies maderables que estamos perdiendo con la destrucción de los bosques nativos. Consideramos que es importante que se establezcan campos de preservación del material genético de nuestros recursos maderables. Anualmente se está desforestando 300 mil hectáreas; con este promedio en pocos años se perderán los recursos forestales por los que originalmente se calificaba a Bolivia como un país forestal.
En cuanto a la fauna silvestre, año tras año perdemos más y más especies nativas no sólo en el altiplano y valles, también en las tierras bajas. En el altiplano hemos perdido la chinchilla, a los guanacos, existen muy pocos ejemplares de suris (avestruz del altiplano), ni qué decir de felinos nativos o aves como el cóndor o el águila real. En las tierras bajas el número de felinos es crítico, como el jaguar o los pumas, el oso de anteojos, nutrias y lamentablemente no existe políticas para su preservación.
En la actualidad hay una práctica de aprovechar la carne de caimán y tener un comercio cada vez mayor de este producto en restaurantes de todo el país, sin haber desarrollado o creado centros de producción de los mismos. Sería interesante que las autoridades nacionales manden biólogos y gente interesada a Colombia o Venezuela, donde existen criaderos de caimanes, donde se los maneja como se hace con centros avícolas, que permiten una explotación racional, sin afectar las poblaciones naturales de esta especie.
La última determinación de autorizar la búsqueda de yacimientos petroleros en los Parques Nacionales tiende a la destrucción de los mismos. La prospección de recursos petroleros significa estudios de sismología, que consisten en la apertura en extensas áreas de cuadrantes para la utilización de explosivos que por resonancia establezcan la presencia de los mismos, aspecto que determina destrucción de su flora y perturbación de la fauna.
Es de suma urgencia que los políticos, el Gobierno central y la población en general tomen medidas urgentes para la preservación de nuestro medio ambiente y de los recursos que éste implica, como la preservación de recursos forestales, recursos hídricos, fauna y flora, así como los suelos.
El autor es Ing. MSc.
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