La industrialización de las naciones ha dado lugar a su desarrollo y progreso; se ha logrado grandes avances en los campos de la ciencia y la tecnología porque el descubrimiento o invento de máquinas e instrumentos que sirvan para la producción de bienes ha dado lugar al logro de mayores réditos, especialmente cuando se ha dado valor agregado a materias primas que han sido convertidas en artículos terminados y dispuestos para el uso o consumo del ser humano.
Pero la industrialización se ha debido generalmente a la inventiva de personas que han alcanzado altos sitiales en la fabricación de máquinas, herramientas e instrumentos que faciliten las labores manuales de artesanos que construían piezas, instrumentos y partes complementarias de lo que sirvió como base para la industrialización que impulsó el desarrollo porque ello implicaba la fabricación masiva.
Los grandes inventos industriales, las investigaciones tecnológicas, el mejor uso de metales y materias primas aptas para la fabricación de bienes de uso y consumo se han convertido en emporios industriales que alcanzaron, cuantitativa y cualitativamente, sitiales muy altos, especialmente porque los avances de la ciencia permitieron llegar al uso de robots, haciendo que la llamada “robotización” reemplace el trabajo del ser humano y alcance éxitos en cantidad de productos y disminuyendo el esfuerzo humano.
En nuestro país, sea por la condición mediterránea, por la falta de mercado de consumo, por carencia de investigación o por sistemas educativos que no abarcaron muchos rubros de las técnicas o, finalmente, por falta de inversión de capitales, la industrialización caminó por rumbos inciertos e incipientes. Las fábricas productoras de bienes han sido, y lo son ahora, muy contadas, especialmente por la falta de transferencia tecnológica por parte de países que las tienen, pero que, por no existir consumo, no consideran a Bolivia como país factible de invertir y crear industrias productoras de bienes que puedan competir con mercados foráneos.
Incentivar la industrialización del país debería ser uno de los objetivos del Gobierno; pero para ello será preciso que desaparezcan determinados peligros para el capital privado, como es el caso de las estatizaciones, nacionalizaciones y otros peligros que desalientan a quienes estarían en condiciones de invertir no sólo capital financiero sino tecnológico y humano. Por otra parte, es urgente incentivar a la industria existente, no solamente en los campos económico-comerciales sino que se dé confianza y garantías para que puedan alcanzar crecimiento y competitividad, con miras a incursionar en el campo de las exportaciones; en otras palabras, promover el crecimiento de la industria existente en el país.
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