Colombia está dando pasos importantes para consolidar un negocio de LNG o GNL (gas natural licuificado) tanto en licuefacción como en regasificación.
La modalidad LNG es para llevar gas a mercados de ultramar y venderlo para -mayormente- alimentar plantas de generación eléctrica. Su rentabilidad estriba en tener contratos “ancla” de largos periodos de suministro.
Negocio complejo, por cierto, en donde debe intervenir el Estado con buena regulación, legislación e incentivos, obviamente con reservorios de gas capaces de soportar contratos de largo aliento; y el capital privado: las obras de tuberías, plantas de almacenaje, plantas de licuefacción, tanqueros (metaneros transportados) y planta de regasificación tienen costos multimillonarios.
Este sí que es un juego complejo. De manera que los capitales externos arriesgan sólo a Estados estables y democráticos con reglas muy claras y estabilidad jurídica. Bien por Colombia.
Una de las terminales de procesamiento de gas natural en estado líquido (Gas Natural Licuado - GNL) estará en Barú con iniciales inversiones en obras portuarias de entre USD 140 - 200 millones con capacidad de movilizar hasta 7.360.000 metros cúbicos de LNG/año.
Con este proyecto Colombia ingresa al exclusivo “club” de países que se convierten en jugadores mundiales en el mercado del gas.
Autoridades de hidrocarburos de Colombia tienen en trámite más de 20 solicitudes para concesiones portuarias en 7 regiones colombianas para instalación de plantas de licuefacción (mudar gas en líquido para exportar) y eventualmente también para regasificación (convertir gas líquido en gas, para importar cuando el país requiera abastecerse de mercados spot) en diferentes zonas del país, cuyas inversiones propuestas ascienden a USD 1.200 millones.
Ello motivará y estimulará la economía colombiana no sólo en la perspectiva energética sino en construcción y comercio.
Por ejemplo en la región Caribe hay un grupo industrial y de inversionistas, conformado por los principales generadores térmicos de la región caribeña, para construir la planta de regasificación de gas con destino al abastecimiento de estas centrales que aportan electricidad al sistema interconectado nacional. Esta sociedad será la encargada de construir, administrar, operar y mantener la infraestructura que prestará servicios para recibir GNL y además para su almacenamiento, regasificación y colocación en un punto de entrada al sistema nacional de transporte de gas para termoeléctricas.
Colombia tiene importantes reservas de gas y petróleo y aún está en puertas de generar mayores inversiones en exploración e infraestructura energética. De no ser por la guerrilla de las FARC, Colombia bien podría ser hoy un país con niveles de inversión extranjera muy superiores a los actuales, y quizá habrían desarrollado su industria energética con mejores perspectivas. Sin lugar a dudas, ese conflicto la retrasó en cuanto al desarrollo de ese sector.
El autor es consultor del sector privado, sigue sus análisis en Twitter: @bguzqueda
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