La educación, como nunca, hoy es la preocupación de las sociedades del mundo. El desarrollo de la ciencia y la tecnología ocasionó cambios acelerados que hicieron que los sistemas educativos quedaran muy atrasados y descontextualizados ante la misma realidad. Por ello, la sociedad hoy reclama, como nunca antes, una educación de calidad.
La educación nunca se ha desarrollado al ritmo de los avances de la ciencia y la tecnología, siempre ha estado con bastante retraso; pero en el siglo pasado hubo importantes avances y propuestas de innovación pedagógica, aunque todas ellas se fueron disipando con el transcurrir del tiempo, dejando muy poco para un avance real y cualitativo de la educación. Citemos algunas: el deweyismo, la “educación abierta”, el paradigma del conductismo de los años 80 y, posteriormente, el modelo constructivista de Lew Vygotsky, de la década de los 90 del siglo pasado. Todas ellas contenían, en algún grado, semillas de sabiduría, pero fueron ignoradas o mal interpretadas por los pedagogos de entonces.
En Bolivia, la problemática educativa se remonta a los principios de la creación de la República y ha sido objeto de permanente preocupación de gobernantes, estudiosos y la sociedad de todas las épocas. Pero por falta de una política educativa clara de los gobernantes, Bolivia quedó casi estancada y muy lejos de alcanzar una educación de calidad y poder superar la gran brecha que la separa de los países del primer mundo.
Para alcanzar una real calidad educativa existen muchos factores a considerar, de los cuales se puede citar, por lo menos, cuatro que son considerados de mucha importancia. Primero, la formación de profesores con excelente calidad pedagógica y didáctica; segundo, la infraestructura escolar con equipamiento de tecnología actual que ofrece las pantallas y pizarrones inteligentes que permiten desarrollar clases mucho más dinámicas, interactivas y entretenidas entre maestros y alumnos; tercero, la administración educativa con eficiencia y eficacia, para el buen desempeño y funcionamiento del sistema educativo; y cuarto, el contenido curricular que permita introducir al alumno a la investigación de la ciencia y la tecnología contemporáneas y contextualizadas a la realidad nacional.
Las instituciones de formación docente, antes denominadas Escuelas Normales, actualmente Escuelas Superiores de Formación de Maestros, tienen el rol muy importante de formar maestros con calidad académica y pedagógica actualizadas en el proceso de enseñanza – aprendizaje. Sin embargo, se conoce que en estas instituciones aún se continúa formando con procedimientos y técnicas del siglo pasado, con tiza y pizarrón y de espaldas a los alumnos; porque continúan funcionando con personal docente formado en el siglo pasado, con contenidos programáticos igualmente atrasados, con infraestructura, equipamiento y bibliografía deficientes y obsoletos, etc.
Si se realiza alguna investigación, sólo abarca las tradiciones y costumbres ancestrales, cuando la ciencia y tecnología están muy avanzadas. Empero, esta situación no es casual ni coyuntural, sino que es el resultado de una profunda crisis estructural que sufre el sistema educativo nacional.
Según un dicho: “Hasta donde llega la educación de un país, llega su desarrollo”. Sólo una educación de calidad podrá sacarnos del atraso y subdesarrollo.
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