Ha pasado tanto tiempo y Chile sigue usufructuando las aguas del Silala, sin pagar ni un centavo, ganando millones de dólares al año, sin honrar una deuda histórica enorme. Este líquido ingresa desde 1888 a territorio chileno, por canales construidos artificialmente por ellos entre 1884 y 1863 en la frontera chileno-boliviana, con una producción diaria de 180 a 200 litros de agua por segundo.
El ferrocarril Antofagasta-Bolivia comercializa el agua que viene a través de manantiales del Silala. Esta Empresa es dueña de las aguas que proporciona a Tocopilla y Antofagasta. Cuando las autoridades potosinas amenazaron con desviar las aguas del Silala, las autoridades chilenas de Calama y Antofagasta gritaron para que no se cumpla esa advertencia, amenazando con quejarse a su Gobierno.
Ante esta situación de por sí conflictiva, los chilenos ofrecieron pagar la deuda a partir de 1908. Ante esta situación engorrosa para la Cancillería boliviana y el Gobierno de Chile, es preciso que se vaya a un arbitraje internacional, presidido por la ONU, para definir si el Silala es un río internacional o sus aguas son de manantiales. Y si el fallo fuera favorable para Bolivia, Chile tendría que pagar la deuda histórica de 900 millones de dólares por uso constante. En último caso, lo correcto es el pago por el uso diario, todo ello definido con una comisión internacional.
Potosí en estos momentos necesita ayuda económica, para solventar tantas necesidades de su departamento y no es justo hacerse los desentendidos, porque los problemas que impiden su progreso están a la vista, solo hay que tener interés en solucionarlos.
El departamento de Potosí no debe desestimar esta posibilidad que, ciertamente, bien encaminada, puede ser positiva para su región.
La política de sólo disminuir el caudal de esas aguas no es buena para Bolivia, aunque la opinión pública se pregunta por qué no se desvía las aguas del Silala si son nuestras ya que nacen en territorio boliviano y tenemos el derecho de disponer de ellas como veamos conveniente. ¿Por qué se tiene tanto temor a disponer de lo nuestro? La política del actual Gobierno para disminuir el caudal de aguas, utilizando centro de pesca, envasadora de agua potable o utilización para regadíos no es efectiva, pues las aguas siguen fluyendo. ¿Por qué vamos regalando agua a Chile, si ellos nos arrebataron territorio marítimo con una guerra injusta y premeditada? Por ello los bolivianos amantes de nuestra soberanía exigimos el desvío de esas aguas. Más si Chile no paga por su uso.
El autor es Profesor Emérito y ex Decano de Odontología de la UMSA.
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