La noticia de perfil
Según me informa mi reportera en el Palacio de Gobierno, menudo susto se llevaron muchos ministros y funcionarios estatales cuando algún chismoso les recordó que en los primeros días de agosto vencía fatalmente el plazo para que todos ellos hablasen aymara o quechua para continuar ejerciendo sus cargos públicos y salvar a nuestro país de la pobreza y el subdesarrollo y encaminarlo hacia la era post-industrial.
Me cuenta la cholita cochabambina que hasta el mismo Presidente del Estado Plurinacional y Folclórico se vio en apuros para cumplir con la ley que él mismo había promulgado, pues no habla ninguna lengua nativa, pese a haber nacido en Orinoca, aldea perteneciente al Departamento de Oruro, de donde salió muy joven con la certeza de que el mundo es ancho y ajeno.
Tal problema lingüístico - legal y burocrático me interesó al pensar en el letrado vicepresidente del Estado, señor Álvaro García Linera, quien se educó en establecimientos cochabambinos, donde se le encendió su pasión por la lectura, aunque nunca se le ocurrió leer algún diccionario de lenguas aborígenes.
¿Y qué decir de los otros ilustres ministros y viceministros que colaboran a nuestro presidente vitalicio Evo Morales…? Mi colaboradora periodística comenzó diciéndome que todos andan mudos en ese tétrico palacio, cuyas paredes recuerdan que todos nuestros mandatarios hablaban la lengua de Cervantes, un poco “kallu kallu”, menos Goni Sánchez de Lozada, quien hablaba en inglés, no faltando mandatarios que sólo hablaban “cojorisas”.
Felizmente, mi reportera palaciega es bilingüe y parla muy bien en castellano como en quechua, utilizando el español en sus relaciones profesionales conmigo, porque se enteró de que yo soy Miembro de la Real Academia Española de la Lengua, Capítulo Bolivia, aunque a veces utiliza palabras cariñosas en quechua, cuando estamos bailando o cuando le cancelo las deudas regulares que mantengo con ella, mi adorada comadre.
Después de conversar acerca de los miedos que hoy pasan los gobernantes y otros miles de empleados públicos que no parlan lenguas nativas, mi inteligente comadre me dijo que nuestro país marcha en contra del reloj de la Historia al obligar el aprendizaje de lenguas nativas, mientras en otras latitudes la gente aprende idiomas más útiles como el inglés, el francés, el alemán y otros más exóticos, pero muy útiles como el chino, el ruso, el coreano y el japonés.
Cuando le dije a la cholita cochabambina nacida en Quillacollo que algunos consideraban patriótico saber hablar aymara, quechua, o guaraní para un mejor entendimiento con ellos, mi comadritay se carcajeó y me manifestó que todos los indígenas bolivianos saben y entienden el castellano, utilizando su lengua nativa sólo para conversaciones familiares. Lo demás se llama “demagogia lingüística”.
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