Desde que el Presidente autorizó en la ciudad de La Paz la construcción de teleféricos en varios lugares, que tengan como función principal el traslado de ciudadanos a los lugares más cercanos a sus viviendas y fuentes de trabajo, las tres líneas (roja, amarilla y verde) que funcionan lograron su objetivo. Gran cantidad de personas de la ciudad de El Alto se traslada por esa vía. Es una función encomiable y sirvió para que los usuarios reduzcan enormemente las distancias que debían recorrer y además rebajaron los costos del transporte por este medio.
También el Presidente ofreció al pueblo otras cinco líneas que faciliten el transporte donde se concentraba mayor cantidad de habitantes, especificando que lo más conveniente era favorecer a la población más sacrificada y de bajos ingresos.
Estos ofrecimientos causaron satisfacción, porque a futuro tendrían una forma más de cumplir con sus deberes laborales con rapidez y comodidad, sin tener que recurrir al mal servicio de micros, minibuses y otros, pero este problema se centra especialmente en zonas de gran influencia de pasajeros.
A medida que va avanzando el teleférico de la Línea Blanca, se comienza a destapar una serie de incongruencias respecto al tramo del recorrido. El trazo cruza toda la avenida Busch, partiendo de la plaza Gualberto Villarroel, cruza una calle panorámica que es parte de la maravilla de La Paz, reconocida mundialmente. Es un hecho negativo para Bolivia, porque su primera estación será la plaza San Martín, que fue construida exclusivamente para el monumento al libertador de Argentina, e inaugurada con la asistencia de altas autoridades, además de la presencia de una escuadra de los Granaderos de San Martín. Ahora dicha plaza prácticamente será destruida, lo que es una afrenta al país vecino.
Luego, según indican, otra estación estará en la plaza Isabel La Católica, y bajará por la avenida Arce. Estos hechos desvirtúan lo que el Presidente dijo originalmente, que las nuevas líneas beneficiarán a la mayor cantidad de necesitados de transporte rápido.
Las “metidas de pata” seguramente quieren darnos a entender que los paceños no tenemos un poco de razonamiento. Un ejecutivo responsable de la construcción declaró que hay 78.000 firmas para continuar con la obra, nosotros podemos obtener medio millón de firmas para que no siga la construcción, porque además se está destruyendo la ornamentación pública y se adultera el panorama de las avenidas más significativas de la ciudad.
Por otra parte, declaran que llegaron técnicos extranjeros expertos en suelos y otros que ratifican que la construcción hacia las villas sería un riesgo muy grande para sus habitantes, porque son zonas de derrumbes y suelos deleznables. Esos técnicos no estudiaron y orientaron para guiar por lugares bastante sólidos y que no causen problemas. Si analizamos la construcción de edificios en las supuestas zonas de riesgo, los propietarios estarían en grave problema y a partir de la fecha se debería notificar a los dueños por el riesgo que corren, teniendo en cuenta que las edificaciones tienen decenas de años de habitadas.
Ahora bien, si quieren gastar a como dé lugar millones de dólares, sería bueno que utilicen ese dinero para dotar de equipos a hospitales, ampliarlos, darles medios para solucionar la falta de fármacos y otros insumos para salvar vidas.
También esa gran cantidad de dinero podría ser invertida en sistema de producción para Potosí, y no esperar a que el problema engorde con resultados lamentables.
Según pronunciamientos de varias zonas de la ciudad de La Paz, y especialmente de los vecinos de Miraflores, la Línea Blanca no debe construirse y además se pide que no desaparezcan las pocas plazas y parques que se tiene. Es de hacer notar que quienes emiten votos resolutivos sobre el particular, tomarán medidas de toda índole para no permitir que avance el proyecto y se destruya el panorama de nuestra ciudad.
La ciudadanía espera que quienes manejan el proyecto recapaciten y piensen que su tozudez sólo dará como resultado una reacción unánime de las zonas. Además analizando el caso se podrá ver que no tiene razón de ser un teleférico en lugares donde no habrá suficiente cantidad de usuarios, porque esas zonas son completamente auxiliadas en el tráfico. Finalmente, ¿por qué no se destina esos recursos a la construcción del puente mellizo?
Señores, sean conscientes y no se empecinen en destruir la ciudad, podemos correr el riesgo de ya no ser la maravilla conocida mundialmente.
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