El agua: las guerras del futuro

El agua es un recurso natural que Dios puso en nuestro territorio para que lo disfrutemos. Lo mismo ha hecho con el abundante petróleo en otros países que a la fecha son dueños de esta riqueza natural: o lo venden, o se los quitan con una guerra. Este el fatalismo de la oferta y demanda del mercado actual.

Es cierto que el mercado y la industria requieren de energía, más aún cuando existe una enorme población insatisfecha de productos; también es cierto que esta población cada día que pasa consume mayores volúmenes de agua, en todos los usos industriales y domésticos. Lo grave es que el sol pasa por una etapa de mayor calentamiento haciendo que enormes tormentas de calor nos afecten por unos 50 años. Sabemos que el sol tiene el 99.9 % de la masa del sistema solar, y sólo el 1 % corresponde a los nueve planetas, entre ellos la tierra. Ésta desproporción nos hace frágiles ante el sol desde el big bang.

El calentamiento global es en toda la tierra; produce el agotamiento de las fuentes primarias mundiales de agua potable y una visible sequía; pérdida de glaciares por derretimiento; aumento de niveles de agua salada de los mares; finalmente habrá migración de la costa a la montaña.

Ya nos alarman los anuncios de que Brasilia y Río de Janeiro no cuentan con suficiente agua potable, lo mismo el pedido del presidente colombiano de consumir menos agua, como que California tendría agua sólo para un año; y el calor extremo en Europa más el racionamiento de agua.

En América Latina será la Cordillera de los Andes la que resuelva el problema del agua. En este caso la Cordillera de La Paz que de sus nevados nacen ríos de considerable caudal de agua cristalina y pura: de Tres Cruces el Khasu-Inquisivi y el Cajuata; del Illimani el Chungamayo; del Mururata el Hanko Uma-Puente Villa; de La Cumbre el Unduavi; de Chuspipata el Coroico-Huarinilla; del Huayna Potosí el Zongo y el Challana; del Illampu el Tipuani y Conzata; de Charazani el Camata; de Apolobamba el Pelechuco, Amantala, Mojos y Motosolo que forman el Tuichi.

Esta cordillera es la que más agua produce por influencia del pie de monte húmedo oriental que se dirige hacia el norte de La Paz, a la cuenca amazónica, donde finalmente se contamina.

Con una política de Estado, La Paz puede ofrecer agua potable de cordillera que no tiene contaminación. Es una oportunidad que los paceños no debemos dejar pasar por el precio de mercado que tiene ahora y en el futuro. Es posible tener el reservorio de agua más grande del mundo si nuestra imaginación se hace realidad. Gracias a Dios que nuestra cordillera no está en la frontera cerca de vecinos angurrientos y bien armados.

Entonces, existe la necesidad de construir varias represas que pueden almacenar miles de millones de metros cúbicos de agua y no se contamine aguas abajo, y evitar más asentamientos humanos. Pensemos que la humanidad requiere de agua todos los días, que el costo de este proyecto es muy pequeño en relación con la necesidad de agua del futuro. Los organismos internacionales tienen que financiarnos, así como solucionan las guerras por el petróleo, que más es un problema de los ricos.

Tenemos que actuar rápidamente, este proyecto en la Cordillera de La Paz además tiene una enorme diversificación: podemos producir miles de megavatios sin inundar áreas de producción ganadera y agrícola, al contrario de lo que sucede con las represas de Itaú y San Antonio en nuestra frontera norte; el desarrollo industrial del turismo en toda la zona que vista a futuro ofrecerá los más hermosos paisajes naturales y artificiales en toda nuestra cordillera instalando un teleférico que pase por todos los nevados y represas desde Tres Cruces hasta Apolobamba; para sentar soberanía que tanta falta nos hizo en el Pacífico y ahora, y utilizar este recurso en nuestro departamento y el resto del país, por qué no decirlo, también en Sudamérica.

elhombredeseisojos@hotmail.com