Los ánimos están exaltados no sólo en Bolivia sino en Chile por el problema marítimo. Esta situación anímica ahuyenta, ahora más que nunca, toda posibilidad de acercamiento de ambos países, conducidos por gobernantes de tendencia política izquierdista.
En Chile, recientemente, se ha ultrajado, inclusive, mediante una publicidad televisiva, la investidura del gobernante boliviano. Tal accionar ha sido repudiado por la ciudadanía nacional.
Los bolivianos, desde la época de Diego Portales, aproximadamente hace cuatro décadas antes de la invasión expansionista a territorio patrio, fuimos objeto de burla, de discriminación y desdén, por parte del poder oligárquico chileno. Hecho que se hizo patente, de manera sistemática, hasta nuestros días, como un signo de agravio a la dignidad del conjunto nacional.
Al mariscal Andrés de Santa Cruz, por decir un ejemplo, Diego Portales lo llamaba, despectivamente, el “cholo Santa Cruz”. He ahí el dicterio que ha lastimado no sólo al gobernante boliviano sino las fibras más íntimas de todos quienes han nacido bajo el rojo, amarillo y verde. Hasta “que el estable régimen crucista fue destruido y suplantado por tendencias conservadoras de origen colonial” (EL DIARIO, “Del democratismo al ultrademocratismo”, nota editorial, 30 de junio de 2015).
El poder oligárquico, omnipotente, omnipresente y omnisciente, ha modificado el territorio fronterizo boliviano – chileno en 1879 y en 1904. Lo hizo durante la invasión a territorio patrio, que significó el cercenamiento de nuestra soberanía sobre el Pacífico, y con la suscripción del Tratado de Paz y Amistad, que consolidó la ocupación transandina del Litoral boliviano.
Chile, desde que plantó su símbolo nacional, con el epígrafe de “por la razón o la fuerza”, en nuestro territorio costero, no ha cesado de lanzar sus fuegos pirotécnicos, a fin de distraer la demanda marítima boliviana. En consecuencia ha manejado el argumento de que no tenía asuntos limítrofes pendientes con Bolivia desde la suscripción del Tratado de 1904.
El 24 de abril de 2013 es una fecha histórica debido a que Bolivia interpuso la demanda marítima ante la Corte Internacional de Justicia. Proceso jurídico que sigue su curso, provocando, obviamente, prurito en el poder oligárquico chileno, que se acoge en las dependencias de La Moneda. Un recurso que tuvo la virtud de promover la unidad nacional y el respaldo internacional. Con esa acción legal se inauguró una nueva fase en el diferendo boliviano – chileno.
Pero no faltaron chilenos, entre civiles, militares y religiosos, que se identificaron con la causa boliviana, en los años de la década del 70, como monseñor Raúl Silva Henríquez, el senador conservador Francisco Bulnes Cifuentes, el ex – canciller Germán Vergara Donoso, el expresidente Gabriel González Videla, el expresidente Eduardo Frei y otros. Véase “Guillermo Gutiérrez – Cinco retratos de un hombre”, 1984, pág. 149 y 150.
En suma: es inaceptable la actitud arrogante del vecino.
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