¿Depuración interna en “San Simón”?

Sin la asistencia del sector docente de la UMSS, se aprobó una resolución por la cual se anula la titularización de profesores extraordinarios, que son cientos en esa Casa de Estudios. Este acuerdo, en el que participó el rector Waldo Jiménez, fue logrado por la mediación del CEUB, el mismo que permanecía meramente expectante ante el conflicto estudiantil que estalló hace casi cuatro meses, interrumpiendo las clases y la administración.

Además fue necesario que se produjeran enfrentamientos entre grupos antagónicos y tomas y retomas de los predios. El último dejó varios heridos y otro con severo traumatismo craneano por agresión con arma contundente. También las instalaciones de la FUL fueron incendiadas y reducidas a escombros. Hay indicios de que los asaltantes a las 4 de la madrugada del día 30 pasado, habían sido reclutados en El Alto y trasladados a Cochabamba en buses por acción del partido oficial, portando dinamita y material inflamable en gran cantidad.

Aunque en principio se suponía que se trataba de un problema académico, lo cierto es que la política jugaba sus cartas. Un analista político y catedrático de la UMSA denunció en un programa radial de amplia audiencia, que el Partido Comunista -aliado del Gobierno- controlaba la Universidad, mientras se beneficiaba con la titularización de facto, siendo el factor más reacio a toda forma de exámenes de competencia. Esta aseveración no es infundada porque San Simón fue controlada durante décadas por el PIR y después por el PC, de orientación a veces moscovita y a veces pequinesa. Por su parte, la FUL es sindicada de trotskista. El silencio del Gobierno durante el largo diferendo quedaría ahora claro, con el argumento de un improvisado “respeto” a la autonomía universitaria.

Ha trascendido también que la Facultad de Derecho de la UMSS, a través de sus autoridades, tenía mucho que ver con el prolongado tiempo en el que Manfred Reyes Villa fue alcalde, luego prefecto de Cochabamba y candidato a la presidencia, bajo el palio del Movimiento Bolivia Libre, de extracción extremista.

Otra realidad que salta a la vista es que los docentes de dichas universidades confunden su ejercicio con el funcionamiento de un sindicato. De hecho las Federaciones de docentes universitarios asumen ese carácter y defienden a capa y espada la “inamovilidad”, invocando “derechos adquiridos”. Esta postura impropia se coloca de espaldas al principio ético de que el saber y lo académico no pueden ni deben equipararse a lo social y proletario.

La anulación de la resolución que titularizaba a los extraordinarios e interinos se la podía tomar al inicio del conflicto, pero el aferramiento a los cargos docentes y la reticencia del rector de la UMSS permitieron que transcurra semana tras semana en medio de enfrentamientos hasta el desenlace conocido. El tiempo dirá hasta qué punto la última determinación es consecuente y los problemas a surgir por su todavía dudosa aplicación.