Semanario “El Panamericano”

Hace 30 años circuló en La Paz y prácticamente en todo el país, el semanario “El Panamericano”, órgano impreso cuyo nombre lo debió al noticiero central de Radio Panamericana, cuyo Director-Propietario, el conocido empresario Miguel Dueri, jamás escatimó esfuerzo para apoyar las iniciativas que le presentaban a fin de coadyuvar al bien ganado prestigio que entonces ya ostentaba dicho medio oral, merced al concurso de figuras periodísticas de jerarquía.

“Estás loco, viejo, quién te va escuchar más de una hora…”, solía responder, pero siempre con ánimo positivo, ante la insistencia para que pueda autorizar se saque adelante un programa de entrevistas prolongadas en estudios, (“Diálogos en Panamericana”), al que a la postre, ya una vez en el “aire”, tras dar luz verde, él acudía religiosamente, para alentar el trabajo de fin de semana, y participar en el mismo. Y nunca llegaba con las manos vacías, pues generalmente había un estímulo para el equipo de prensa, comenzando a veces por una “salteñada”.

Se puede afirmar, que se trata de un hombre apasionado por la radiodifusión, lo que puso de manifiesto luego al dirigir ASBORA (Asociación Boliviana de Radiodifusión) durante varios años, conservando a esta institución como una de notable labor e influencia, sin escatimar incluso su propio peculio personal.

Procedió de igual manera cuando se le propuso llevar adelante un medio impreso, que dependa de Panamericana, a lo que respondió, palabras más o menos: “todos me han prometido, y nunca han cumplido, si lo hacen ustedes, viejo, ahí está la imprenta, papel, tinta, fotos, y todo, sólo entréguenme el material y en unos días lo imprimimos, a ver si pueden”.

Dicho y hecho, porque inclusive en menor tiempo al estipulado ¡nació El Panamericano”. Los pedidos de envío de ejemplares venían de todo el territorio nacional a través de los corresponsales “panamericanos”. Fue un “boom”.

El primer número circuló el miércoles 14 de agosto de 1985, y su precio fue de 100.000 pesos bolivianos, ¿fabulosa suma? Lo cierto es que era ínfima, pues estaba “inflada” por la situación económica del país. De tamaño tabloide y de ocho páginas, a veces 12, ante la gran demanda, su primer editorial llevó el título “La vocación informativa de Panamericana”, el cual destacaba en parte sobresaliente: “este semanario es fruto o consecuencia de la vocación informativa de Radio panamericana. El complemento necesario a una labor periodística realizada con la seriedad y objetividad que ha hecho de este medio de comunicación el más respetado a nivel nacional e internacional”.

Era presidente del Directorio, Miguel Dueri; vicepresidente, Daniel Sánchez, y como director, y jefe de Redacción, Fausto Caballero, y el autor de esta nota, respectivamente; sus redactores fueron Hugo González, Cristina Corrales y Mario L. Flores. Como coordinador, Oscar Rivero; dibujante, Julio Arce; reportero gráfico, Jorge Landaeta, y publicidad y distribución, Emilio Saldías.

Entre sus principales notas incluyó lo relacionado con las elecciones generales y municipales realizadas en Bolivia el 14 de julio de 1985, en las cuales se presentaron 18 candidaturas, y de ellas 13 de esos frentes no pudieron lograr “ni siquiera 50 mil votos cada uno, constituyéndose a la postre en cadáveres políticos”.

Quien escribe conserva una colección de 12 números, y con base en la misma, la última edición está entre el 31 de octubre al 7 de noviembre de 1985. ¿Corta y efímera vida? Puede ser, pero alcanzó importancia inusitada en poco tiempo, y fueron extraños intereses, cuándo no, quizás políticos, los que impidieron que continuase editándose bajo esa línea traducida en una información objetiva e imparcial, que tanto le agradaba al lector ocasional de esa época, donde quiera que éste se encontrase.

Hoy, a nivel de otros medios orales, quién sabe, puedan intentar semejante emprendimiento, pero siempre será necesario contar con el apoyo desinteresado de un empresario como don Miguel Dueri.

(Este artículo fue escrito un par de semanas antes del infausto deceso de don Miguel Dueri, justamente para hacer notar su gran calidad humana en el noble oficio de la radiodifusión, así como su grata influencia en la denominada “época de oro” en este campo. Paz en la tumba del creador de Panamericana).