Juan Bautista del C. Pabón Montiel
La autonomía es un profundo acto moral, de saber gobernarse, autoabastecerse, dirigir todos los actos con una soberanía limitada, por la misma autonomía que tiene sus reglas nacidas de sus mismas extrañas. Naturalmente que todo tiene una dinámica y lo que es hoy, mañana quizá no lo sea. Pero esto no se detiene, mejora, se pone al día y las luces del entendimiento no tienen atajos.
La libertad es un grande hecho ético; la libertad nace, no se la hace, ni es una limosna de alguna persona, institución o gobierno. La libertad, por su misma cuna, tiene sus atajos, de índole estrictamente moral: qué debe hacerse y qué no; debemos gobernarnos en libertad y para la libertad. El liberticidio es un acto que tiene sus raíces en algunas mentes donde anidan los bajos instintos de los bárbaros. Precisamente, fueron y son los bárbaros los que toman el poder y aplastan las libertades y a los libres. La noche ha comenzado con los tiranos.
Esta pequeña introducción es para de alguna manera explicar lo acaecido en la Universidad autónoma de “San Simón” de Cochabamba durante tres meses: pérdida de tiempo, de autoridad moral y pésimo ejemplo de una casa de estudios que debería ser modelo de tolerancia, capacidad de entendimiento y raciocinio. O es que, señores, en la Universidad no aprendemos a pensar, analizar y discernir cómo debería ser la vida, resolver problemas, enfrentarlos con coraje, altivez y misericordia.
Pero vimos una universidad como un campo de batalla entre bárbaros y presuntos letrados, con sus “presuntas razones”. Si de razones se trata, ¿quiénes la tienen?, ¿quiénes no tienen capacidad para sentarse, acordar, discutir, analizar y ponerse de acuerdo hasta lograr un sitial para la verdadera razón?
De obrar como trogloditas, lo mejor es inscribirse en una escuela de lucha libre, de boxeo, de estranguladores del pensamiento, sin necesidad de cursar 12 años inútiles y tediosos en la escuela nacional, en la que tiene sus raíces y yacimientos telúricos la violencia.
Esta es la yapa: ¿la autonomía es para gente y pueblos maduros? ¿En 1930 fuimos lo suficientemente mayores para estrenar la autonomía universitaria? Franz Tamayo Solares tuvo sus reparos -no se opuso- y los estudiantes declararon enemigo al más grande letrado de la nación. “Para siempre” es un opúsculo volcánico en el que rinde cuentas sobre el fenómeno de la autonomía. Tamayo Solares expresa su opinión con un siglo de anticipación. Conocedor don Franz de la psicología nacional, “de esta chacota con el nombre de república”, tal como expresa en su obra “Creación de la Pedagogía Nacional”, mantenía sus dudas sobre la autonomía universitaria.
El pitazo final es, como decía Francisco I, el pastor universal del catolicismo: “¡Asómbrense!” (1); de ver estudiantes con los libros o mochila en el hombro, matando las horas en los predios de las universidades sirviéndose cafés, jugando a las cartas, dedicados a la política anarquista, comiendo a mitad de precio en los comedores por ser “universitarios”. Y que conste, son la mayoría, porque la minoría estudia y egresa en el tiempo preciso. Lo sucedido en “San Simón” es lo normal en un país en el que se resuelve las contiendas a bala, pedradas e insultos.
Referencias
(1) “¡Asombrarse!” es un ejercicio filosófico para aprender a filosofar. N. del A.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
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