El viceministro de Descolonización, Félix Cárdenas, sentencia ¡si un “servidor” (público) no aprendió a hablar, en tres años, uno de los idiomas nativos (IN) del país además del castellano, está incumpliendo con la ley! El Presidente Evo Morales Aima, más contundente (¿o autoritario?), en el municipio de Puna (Potosí) arengó: a partir del 6 de agosto se “despedirá” a aquellos funcionarios que no sepan hablar un IN. De hecho, nunca –claramente- se estableció el objeto de ésta, peor su “sanción”. Ante esta confusión, Cárdenas –taimadamente- “suaviza” su postura y sostiene: ello implicará una etapa de evaluación para saber cuál será el accionar y la tuición que tendrá cada entidad para su sanción, y, enfatiza: no se pretende que hablen “perfectamente” un IN, sino que conozcan lo básico para una comunicación directa con la sociedad (?).
Si bien en el año 2012 se promulgó la ley con base en el Art. 234 de la CPE, ahora en 2015, sólo el 50% de los empleados públicos tuvo el tiempo suficiente para aprender un IN, que feneció el 2 de agosto de 2015. Los chapuceros demuestran –con claridad- que muchas “ofertas”, así como el aprendizaje de un IN atribuibles a la denominada “descolonización” no fue, ni son tomadas “con rigor”. Decir que en 25 horas (ministros, viceministros y otros) aprendieron un IN es una perogrullada sin precedentes.
Jurgen Habermas, en el contexto de la “Comunicación y Representación”, denota que para que pedagógicamente un IN se aprenda satisfactoriamente debe asumir los sonidos con marcado énfasis para articular palabras y ellas en frases y conversaciones cada vez más complejas. Entonces eso de “aprender” lo básico -en 25 horas- es un dislate (de un patrón con mente colonizada). Además que implica remodelar los sonidos (o significantes) para reestructurar expresiones verbales, lo que supone superar la entropía entre el castellano hablante con el aymara hablante.
Probablemente, lo básico se deba a la función (utilidad) del IN en la superestructura (documentos, testimonios, etc.,). El aprendizaje de un IN, a decir de Paulo Freire, está ligado a las actividades cotidianas de la vida, que dan sentido a la “comunicación”, por ello, el potencial expresivo nada es si no se practica in situ (comunidad). Entonces, cuando paternalmente el vice Cárdenas se refiere a lo “básico” en los funcionarios, más parece un bluf para “congraciarse” con alguien (tal vez Evo Morales), pues decir que en 25 horas se aprende un IN, es cuando menos un insulto.
Por ello, los “aprendices” jamás podrán construir, reelaborar, seleccionar, ajustar los (adecuados) significados al nivel de abstracción del beneficiario (indígena). Ese “básico” probablemente más bien “desoriente” al beneficiario (indígena), que no podrá hacer peticiones, demandas, etc., por la entropía entre emisor y receptor. Es más, los “aprendices están “indefensos” ante la lectoescritura, necesaria, inclusive si el aprendizaje es “básico”, lo que demuestra el fracaso del Art. 234.
Entonces, lo que se busca –demagógicamente- es que los empleados públicos opten por una comunicación menos que genérica: saludo, invitación, nombre, etc. No podrá absolver la serie de situaciones o hechos que atingen al indígena respecto a los servicios públicos de su interés. Entonces, eso de la “sanción” de Cárdenas y la “amenaza” de Evo Morales connotan una verdad de Perogrullo, cuando no una discriminación a los indígenas bolivianos.
El autor es Director del Centro de Investigación, Servicios Educativos y de Comunicación (CISEC).
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