Las sublevaciones indígenas, de Tomás Katari en Chayanta, y Túpac Amaru en el Cusco, sacudieron al pueblo colonizador, formado por españoles, criollos y mestizos, los más artesanos y mineros.
Siguiendo ese ejemplo, en parte anarquizador, los pueblos aymaras, en las comarcas de Laja, Sica Sica, Carangas, Pacajes y Omasuyus, fueron convocados a un levantamiento por Julián Apaza, a principios de 1781.
Julián Apaza había nacido en Ayo Ayo, cerca de 1740; huérfano a los siete años, fue cobijado por sus parientes cercanos. A esa edad ingresó como ayudante del cura de la parroquia de Ayo Ayo, fue campanero y luego sacristán, creció en la casa parroquial, aprendiendo castellano y las sagradas escrituras.
A sus 18 años, falleció su protector el párroco de Ayo Ayo, retornando a su pueblo, donde fue reclutado para la mita, cumplido ese servicio, trabajó como panadero, y finalmente comercializaba coca. En sus visitas a los Yungas de La Paz, donde rescataba coca, conoció a Bartolina Sisa, otra comerciante de la hoja, con quien se casó. Se establecieron en Sapahaqui, realizando visitas por los contornos. Llegando al Cusco, estableció relaciones con Túpac Amaru, y los hermanos Katari, identificándose con sus ideas.
Como un sentimiento de admiración y fraternidad con Tomás Katari y Túpac Amaru, tomó el nombre de Túpac Katari e inició la insurrección, cuyos objetivos fueron la exterminación de españoles, criollos y mestizos, más el reconocimiento de él como Virrey.
A diferencia de Tomás Katari, que sólo pedía el alejamiento de los españoles, bajo un gobierno americano con criollos y mestizos, Túpac Katari nada deseaba con españoles, ni con criollos ni mestizos, era muy radical.
A su llamado concurrieron 10.000 hombres de diversos pueblos del altiplano, ordenando la insurrección de los pueblos en mayo de 1781; como un turba sin control, avanzó hacia Laja y Viacha, haciendo correr ríos de sangre, asesinando a criollos y mestizos. Al llegar a las proximidades de la ciudad de La Paz, sus hombres sumaron 20.000 indios, desplazándose alrededor de la ciudad, ocupando sitios estratégicos, iniciándose el cerco a La Paz.
Túpac Katari tenía planeado vencer a los pobladores de la ciudad por hambre, tomó previsiones para un asedio prolongado, colaborado por Bartolina Sisa, llamada la virreina.
El cerco se dividió en dos etapas, la primera duró 109 días, la segunda 74 días. Los ataques indígenas se iniciaron en marzo, con asaltos a fortificaciones de la ciudad, defendidos por españoles, criollos y mestizos. Los artesanos, que sumaban un buen número, fueron muy efectivos en el rechazo a los ataques indios. Las noches paceñas eran horribles y estremecedoras para los sitiados, con el continuo ulular de los pututos, y los gritos de los indígenas.
Pero ningún ataque de los sitiadores tuvo éxito militar, sus armas rústicas no tenían el alcance de los arcabuces y mosquetes, algunos cañones y culebrinas.
La Real Audiencia de Charcas, a fin de terminar con el sufrimiento de los habitantes de la ciudad de La Paz, envió 7.000 soldados al mando del Coronel Ignacio Flores. Conocedor de este hecho, Túpac Katari presentó batalla en la localidad de Calamarca, siendo derrotado.
Túpac Katari reunió más gente, y nuevamente atacó a Flores, en un combate sangriento que duró un día; pero fue nuevamente derrotado, avanzando Flores hasta la Ceja de El Alto, rompiendo el cerco de la ciudad.
Las fuerzas del Coronel Flores distribuyeron alimentos, medicinas, armas y municiones a los habitantes de la ciudad.
Ignacio Flores, gracias a la traición de algunos jefes indios, tendió una emboscada en la que cayó la virreina Bartolina Sisa.
Ante el retiro de las tropas, Túpac Katari nuevamente cercó la ciudad para liberar a su esposa, recluida en una celda de Las Cajas, bajo cuidado del corregidor Segurola.
El 9 de Noviembre de 1781, un indio traidor agasajó a Túpac Katari, emborrachándolo, no tardó mucho en llegar un contingente español. Apresado Túpac Katari, fue condenado a morir, con el mismo suplicio impuesto a José Gabriel Túpac Amaru, el 14 de noviembre de l871, amarradas las extremidades a cuatro caballos.
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