Santa Cruz
(ANF).- En el expediente judicial, Esteban se presenta como enfermero, tiene ahora 27 años. Gustavo, dice ser comerciante de aro y llanta, tiene hoy, 28 años. Ambos dicen ser solteros, pero al menos en dos audiencias donde Gustavo buscaba su libertad, se presentó una mujer con niños pequeños a los cuales sentó entre sus piernas para evitar las cámaras de los medios de comunicación, porque no se puede fotografiar a menores de edad. En la previa de la primera audiencia, se sacó muchas fotos con sus amigos. Posando como cuando se recibe una presea.
Esteban Monje Castro era amigo de Veruska. Hacia unos cuatro años que frecuentaba su casa, donde ella vivía con su madre. No había ninguna relación sentimental entre ellos. Era amistad.
La noche del 6 de junio Esteban le pidió permiso a la madre para llevar al cine a Veruska. A las 22:30, el hombre llama a la madre y le anuncia que llegarán media hora después de la media noche. Sin embargo, el calvario empieza, cuando cerca de las 2:00 de la madrugada, la madre, recibe la llamada de un oficial de policía apellidado Cuevas le informa que su hija está en estado inconsciente del alojamiento Tía Martha, en la avenida mutualista casi tercer anillo.
El cuadro es inimaginable para la madre y el hermano que la acompañó ante el llamado de la policía. La chica estaba inconsciente, había sido dopada y violada por los dos hombres.
Ese aciago 6 de junio, horas antes Esteban anunció en su cuenta del Facebook “La vamos a pasar bomba”… ¿Todo estaba premeditado?.
Esa noche, Veruska acepta acompañarlos a un boliche pero no acepta tomar ningún trago, “estaba incomoda y molesta porque había otro hombre (Gustavo) que yo no conocía”, afirma en su declaración y cuenta que al regresar del baño se da cuenta que su bebida tenía “algo”…. No se acuerda más, la doparon, la drogaron…
Los videos del sistema de seguridad del alojamiento muestran el estado de inconsciencia en la que la chica es arrastrada al interior de la pieza 16 del alojamiento a la que sus agresores la introdujeron a rastras ante la actitud pasiva del guardia de seguridad, la recepcionista y la camarera del alojamiento.
Las evidencias son contundentes, cuando la Policía fue alertada la violación se había consumado y Veruska fue encontrada en el lugar del delito en estado inconsciente.
A poco más de un año del hecho, Veruska alerta a la población y pide el apoyo de las organizaciones de derechos humanos y del activismo por los derechos de las mujeres para evitar la cesación de la detención de uno de sus agresores. Y espera que el proceso no siga entrampado en la chicana legal y que se haga justicia.
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