Los últimos estudios ponen en valor la costumbre mediterránea de la siesta, que potencia la salud mental y física.
1 Dejarse llevar...
DESPUÉS DE COMER, LAS NEURONAS QUE NOS MANTIENEN DESPIERTOS PASAN A POSICIÓN “OFF”
En esta época del año, especialmente, a quién no le apetece dar una cabezadita después de comer... Ese “invento” tan nuestro cada vez está ganan-do más reconocimiento. Y es que la ciencia apoya esta antigua costumbre mediterrá-nea. Como ejemplo, en 2006, un comunicado de la Universidad de Manchester titulado “por qué a todos nos vendría bien una siesta” reconocía que “los españoles podrían estar en lo cierto. Una siesta des-pués de un buen almuerzo es algo “natural”, como recogía una investigación publicada en “Neuron”.
El trabajo muestra cómo las neuronas que nos mantienen despiertos se “desconectan” después de la comida. Y desentraña los mecanismos cerebrales que llevan a ese sopor que nos invade después de c-mer, que eran desconocidos: El aumento del azúcar en la sangre que se produce después del almuerzo evita que un tipo concreto de neuronas envíen las señales que nos mantienen despiertos. Se trata de las neuronas que producen orexina, una pequeña proteína que regula las regiones cerebrales responsables de los estados de sueño y vigilia.
Así que lo mejor es dejarse llevar y sumirse en ese duermevela de sobremesa que tantos beneficios tiene para la salud...
2 La siesta repara el sistema inmu-ne
LA SIESTA CONTRARRESTA EL EFECTO DE UNA MALA NOCHE DE SUEÑO SOBRE EL SISTEMA INMUNE
Para empezar, una siesta de 30 minutos puede revertir el impacto hormonal que supone dormir poco, según un estudio publicado en “Journal of Clinical Endocri-nology & Metabolism (JCEM)”. Porque perder sueño tiene consecuencias para el organismo: una mala noche de sueño deja huella en los sistema inmune y endocrino. Incluso con un sólo día, nuestras defensas y hormonas se desequilibran. Y si la falta de sueño se cronifica, puede pasar factura a nuestra salud. Y la media hora de des-canso después de comer devuelve los marcadores inmunológicos y neuroendo-crinos a sus niveles normales.
3 Reduce la presión arterial
LAS PERSONAS QUE DUERMEN SIESTA TIENEN MEJORES VALORES DE PRESIÓN ARTERIAL
Un estudio publicado en el “Journal of Human Hypertesion” a principios de julio de este año se une a la lista de trabajos que indican que dormir la siesta, una pala-bra que se acepta en castellano en las publicaciones científicas en inglés, reduce la presión sistólica y ayuda a combatir la hipertensión, porque da un respiro al cora-zón. Incluso se modifica el perfil lipídico.
4 Cuida el corazón
UNA CABEZADITA DESPUÉS DE COMER REDUCE EL RIESGO CARDIOVASCULAR
El ajetreo de la vida moderna hace que cada vez durmamos menos. Y según las estadísticas, la duración media del sueño es ahora casi 2 horas inferior por noche que hace 50 años. Y a la larga esto pasa factura a la salud. Por ejemplo, regatear horas al sueño se relaciona con un mayor riesgo de hipertensión, problemas cardio-vasculares y también de ictus.
Dormir unos minutos después de comer, puede contrarrestar la tendencia. A pesar de que algunos estudios anteriores habían encontrado que esta práctica puede au-mentar ligeramente el riesgo de ataque al corazón, los más recientes y más controla-dos han demostrado una relación inversa entre la siesta y ataques cardíacos. Un reciente estudio epidemiológico de 23.000 personas en Grecia mostraba que los que tomaron regularmente siestas mostraron una reducción del 37% en la mortalidad co-ronaria en comparación con aquellos que nunca dormían la siesta, mientras que en las personas que dormían siesta ocasio-nalmente, la reducción fue del 12%
Otro trabajo más reciente del “Internatio-nal Journal of Behavioral Medicine”, lo con-firma: La recuperación cardiovascular des-pués de una prueba de esfuerzo era mejor en los participantes que dormían una sies-ta de 45 minutos durante el día. Además mostraban una presión arterial promedio más baja después del estrés psicológico que aquellos que no durmieron.
Otro tanto a favor de la sabiduría popular ancestral: después del duro trabajo matuti-no en el campo, lo mejor es reponer fuer-zas y echar una cabezadita para recupe-rarse....
5 Ayuda a mantener un peso saluda-ble
DORMIR POCO AUMENTA EL RIESGO DE OBESIDAD
Un estudio realizado por la Universidad de Navarra y publicado en 2013 en “Obe-sity Facts”, señalaba que dormir menos de 5 horas diarias aumenta el riesgo de obe-sidad, en comparación con quienes duer-men las 7-8 horas reglamentarias. Pero según los investigadores, la carencia de sueño, como factor de riesgo de obesidad, podría modificarse gracias a la siesta, que podría convertirse en un factor protector frente a los kilos de más.
6 Mejora el funcionamiento cogniti-vo
INCLUSO CINCO MINUTOS DE SIESTA REFRESCAN EL CEREBRO
Incluso una cabezadita de 5 minutos puede refrescarnos intelectualmente, se-gún un estudio publicado en “Progress in Brain Research”. El efecto es casi inme-diato, señalan los investigadores y dura de una a 3 horas. Sin embargo, prolongarla más allá de media hora, puede producir un efecto inicial contrario, por la inercia del sueño, pero una vez superado, los benefi-cios para el intelecto pueden ser mayores. Las primeras horas de la tarde son las mejores para obtener estos beneficios.
7 Potencia la memoria y el aprendizaje
EL ESTUDIO RINDE MÁS SI DORMIMOS UNOS MINUTOS DE SIESTA
Una siesta de 30 minutos o menos au-menta la capacidad de la memoria y el aprendizaje. Según un estudio de marzo pasado publicado en “Neurobiology of Learning and Memory”. Una siesta corta es suficiente para mejorar significativamente el éxito del aprendizaje. “Dondequiera que la gente esté en un ambiente de aprendiza-je, debemos pensar seriamente acerca de los efectos positivos del sueño”, explica Axel Mecklinger, que da pautas para que el rendimiento de nuestro trabajo se multipli-que: “Un período concentrado de aprendi-zaje seguido por un sueño corto relajante es todo lo que se necesita”.
8 Favorece la empatía
DESPUÉS DE DORMIR UNA SIESTA LARGA, NOS FIJAMOS MÁS EN LAS CARAS DE ALEGRÍA
Aunque el impacto de sueño sobre la función cognitiva está bien establecido, el papel del sueño en la modulación de los procesos cerebrales afectivos permanece en gran medida sin caracterizar. Y esos aperitivos de sueño que son las siestas, ofrecen un buen marco para estudiarlos. Y un trabajo publicado en la revista “Cerebral cortex” concluye que el sueño de sobre-mesa ayuda a “refrescar” la empatía para evaluar las emociones en los demás por-que disminuye los prejuicios negativos y amplifica el reconocimiento de las emocio-nes negativas.
Según los investigadores, y nuestra pro-pia experiencia, nuestras emociones cam-bian a lo largo del día. Y las siestas que duran entre 60 y 90 minutos, en las que nos da tiempo a soñar (sueño REM), con-tribuyen a mejorar nuestro buen ánimo y a ser más receptivo a las emociones de los demás porque nos ayudan a reconocer mejor las expresiones de alegría en los otros. Mientras que los que no duermen siesta detectan mejor el enfado y el miedo.
O sea, que cuando uno está contrariado y de mal humor, para cambiar “el color del cristal con que mira”, lo mejor es tomarse una siesta larga... Y a ser posible en hama-ca.
9 Mejor en hamaca...
EL BALANCEO DA PROFUNDIDAD Y CALIDAD AL SUEÑO
Aunque cualquier sitio es bueno para echar una cabezada, lo ideal para obtener todos estos beneficios es conciliar el sue-ño sobre una cómoda hamaca meciéndo-nos suavemente. Dormir así es más fácil, porque el balanceo facilita la transición entre la vigilia y el sueño, según un trabajo que publicó la revista Current Biology.
El estudio revela que la siesta en una hamaca que se balancea lentamente real-mente además de hacernos caer más rápi-do en brazos de Morfeo, modifica la arqui-tectura del sueño. Al parecer, la estimula- ción sensorial asociada con un movimiento de balanceo ejerce una acción de sincroni-zación en el cerebro que refuerza los ritmos endógenos del sueño.
Además prolonga la fase N2 de sueño, de ondas lentas, y de otro tipo especial, conocidas como husos del sueño. Ambos tipos de oscilaciones aparecen en la activi-dad neuronal sincronizada, característica del sueño profundo. Y los husos del sueño se relacionan también con la plasticidad neural, es decir, con la capacidad de aprender. En conclusión, que el vaivén de la hamaca cambia la estructura del sueño, que se vuelve más profundo y reparador, y potencia la memoria.
10 Las neuronas también duermen la siesta
ALGUNAS NEURONAS SE DESCONECTAN CUANDO TENEMOS SUEÑO
Y para acabar, una curiosidad: cuando no hemos dormido lo suficiente nos cuesta más concentrarnos y cometemos más errores, además de que se hace más difícil recordar. Investigadores de la universidad de Wisconsin-Madison han descubierto que estos lapsus se deben a que algunas neuronas de nuestro cerebro se toman una siesta después de una mala noche.
Por eso, incluso antes de que nos sinta-mos fatigados, ya hay señales en el cere-bro que pronostican la peor ejecución en actividades que requieren toda nuestra atención. Y es que las neuronas literalmen-te se duermen, con consecuencias nega-tivas para el rendimiento y el desempeño de tareas peligrosas. Hasta ahora los cien-tíficos pensaban que la privación de sueño afectaba a todo el cerebro en conjunto. Sin embargo, los electroencefalogramas y análisis del sueño muestran que hay algu-nas redes de neuronas que están despier-tas y otras dormidas...
PILAR QUIJADA@PILARQUIJADA3HTTP://ABCBLOGS.ABC.ES/CEREBRO/ / MADRID
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