Historia
La Guerra de las dos Rosas, en la cual la protagonista de este drama es esta bella flor, fue una guerra civil entre las casas de York y los Lancaster que ensangrentaron a Inglaterra por la toma de la corona entre los años 1455 a 1585.
La familia reinante inglesa cuando comenzó el conflicto era el de los Lancaster, rama colateral de los Plantagenet, que sucedió a éstos en 1399, vale decir, a fines del siglo XIV.
En 1453 ocupaba el trono de Inglaterra Enrique VI Lancaster, el monarca que se mostró débil como gobernante y que por momentos daba señales de locura, por lo que fue encerrado en la Torre de Londres, y los manejos reales prácticamente queda-ron en manos de su esposa la reina Margarita de Anjou, actitudes que desacreditaban a la dinastía de los Lancaster, que había alcanzado el trono gracias a una maniobra de usurpación.
Por el otro lado, un grupo de familias poderosas, dirigidas por el conde de War-wick, el que fuera llamado “hacedor de reyes” proclamó a un noble de sangre real, Ricardo de York para hacerse de la corona de Inglaterra, éste opinaba que tenía tantos derechos al trono como los Lancaster, puesto que descendía de Ricardo II por parte de padre y madre.
Margarita de Anjou salió en defensa de los derechos de su hijo, el niño Eduardo de Lancaster, así se inició una terrible contien-da en la que los partidarios de los York adoptaron como emblema la rosa blanca y los de Lancaster la rosa roja. La lucha de dos familias preponderantes en el país tenía un fin, obtener el control del gobierno y el premio máximo, la corona.
El primer combate, en St. Alban, fue ganado por los York, pero el rey no fue destronado, vinieron otras intervenciones armadas hasta alcanzar un punto crítico. Aprovechando un momento de indecisión de la reina Margarita, Enrique de York tomó la ciudad de Londres siendo proclamado rey por el pueblo, pero aún no tenía la corona.
En 1481 el pretendiente a la corona in-glesa y que Shakespeare describiera como un jorobado cruel y valeroso se convirtió en Ricardo III. Para hacerse del poder no dudó en perseguir y condenar a muerte a sus férreos opositores. En agosto de 1485 el duque de Richmond, Enrique Tudor, último heredero de los Lancaster desem-barcó en Inglaterra para poner fin a la sangrienta tiranía del rey Ricardo III, el monarca es abandonado por sus partidarios y muere en la batalla de Bosworth. Con él desaparece la vieja dinastía de los Planta-genet, cuyas dos ramas –los York y los Lancaster– protagonizaron la Guerra de las Dos Rosas.
La rosa blanca y la roja se unieron cuando sobrevino la paz, consolidada por una boda política entre Enrique de Tudor y la princesa de Plantagenet, Elizabeth de York. Inglaterra reencontraría el camino hacia la paz y la prosperidad por un largo periodo.
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