Según el presidente del Senado, Renan Calheiros, la prioridad no es someter a la mandataria a una instancia que podría significar su destitución.
La crisis política que afecta a Brasil ha llevado a numerosos críticos del gobierno de Dilma Rousseff, entre ellos parlamentarios opositores, a promover un juicio político que podría significar la destitución de la mandataria, a quien se le recrimina su inacción ante la crisis de corrupción en Petrobras y el haber incumplido la ley “presuntamente” manipulando las cuentas fiscales para permitir un mayor gasto del Gobierno en los meses previos a la elección que ganó en octubre pasado.
El lunes, sin embargo, la jefa de Estado recibió un inesperado apoyo de parte del presidente del Senado, Renan Calheiros. El parlamentario, líder del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el mayor del país, dijo ante la prensa que promover la salida de Rousseff podría “poner a Brasil bajo fuego”. Más moderado de lo usual tras reunirse con el ministro de Hacienda, Claheiros sostuvo que dicho juicio no era una prioridad.
Rousseff, que además enfrenta una crisis financiera, dijo el lunes que la sociedad debía ignorar a aquellos sectores políticos que apuestan por el fracaso de su Gobierno, asegurando que la crisis que vive el país es algo “pasajero” que será superado. “Brasil necesita más que nunca de personas que piensen en el país, y que solo después piensen en sus partidos y proyectos personales”, afirmó la jefa de Estado, en aparente referencia al senador Aécio Neves, quien ha insinuado varias veces estar listo para asumir el poder. dw.com