Organismo de Tránsito y una medida cuestionable

El Director del Organismo Operativo de Tránsito ordenó el cierre de la calle Ayacucho en su última cuadra hacia la Plaza Murillo sin autorización del Alcalde Municipal, para las obras de construcción del nuevo palacio de Gobierno que se ubicará sobre las calles Potosí y Ayacucho. La medida viola el artículo 283 de la Constitución Política del Estado que confiere competencia exclusiva del ordenamiento vial a las Alcaldías Municipales. En el fondo, al parecer se trata de cumplir con instrucciones del Órgano Ejecutivo, máximo interesado en la obra.

El alcalde Luis Revilla anunció una acción judicial por el hecho, contra la indicada autoridad de Tránsito. Toda recurrencia a los tribunales o al Ministerio Público contra el Gobierno o sus personeros, no tiene la menor expectativa de prosperar. La Justicia cede siempre al mayor poder o fuerza, aunque no le asista le ley ni la razón. Esto lleva a pensar que estas acciones o demandas no dejan de ser mera apariencia ante la opinión pública, a fin de que no se diga que no se hizo algo ante una imposición como la presente.

Por su parte, el concejal Jorge Silva (MAS) olvidó que un reglamento no puede sobreponerse a la Constitución. Se trata del Reglamento del Código de Tránsito que, sin embargo, lo invocó frente a la posición del alcalde. Además dijo que una ley aprueba la ejecución del nuevo palacio o Casa Grande del Pueblo y suprime una parte de la Ley Orgánica 2023 de Municipalidades.

Es tiempo para que el Gobierno Municipal haga uso de su facultad constitucional de dictar leyes municipales y a través de ello ponga en orden el caótico tráfico vehicular. Sucede que, como recalcamos varias veces en este espacio, el flujo de vehículos es cada vez más lento y desesperante en perjuicio de pasajeros y conductores, sobre todo en el área central.

Una ley municipal debe prohibir terminantemente a particulares y organismos estatales el parqueo desde las 6 de la mañana hasta las 22.30. Nos referimos al casco histórico central y a las avenidas troncales 6 de Agosto y Arce, en toda su extensión. Dichas zonas no permitían aparcamiento alguno, salvo en horario nocturno. Ahora todo el mundo deja sus motorizados donde le place y los agentes de tránsito se han convertido en raras aves que brillan por su ausencia, inclusive a una cuadra a la redonda de las oficinas del Organismo de Tránsito, donde la “trancadera” o atascamiento vehicular constituye una ofensa a estantes y habitantes. La ciudad de La Paz ha sido tornada en “tierra de nadie”, donde todos hacen lo que se les antoja.

Los agentes uniformados de Tránsito desaparecieron de las calzadas hace años. Sólo el entonces ministro Moldiz los hizo reaparecer en algún número. Ya no se veía los sombreros tipo cowboy que los identificaba. Por ahora se los ve esporádicamente. Algo y mucho le corresponde hacer al organismo de Tránsito para agilitar el congestionado tráfico, incrementado por el exagerado parque vehicular.