Crisis de la libertad de expresión ¿otra vez?

La libertad de expresión, cuyos, entre otros, operadores son los “periodistas” para el Gobierno, como otrora, son los que fungen de entrópicos para el “cambio”. Esta idea (o estigma) desdeña a los “comunicadores” que están -se cree- contra el “modelo”, ¡esto no es verdad! Es un temor –infundado- a la libertad de expresión, necesaria para vivir informado. Armand Mattelard refiere que esta libertad es tangible al derecho de vivir en democracia. Libertad consagrada en la CPE (2009), e incluso en la Ley de Imprenta.

El vicepresidente Álvaro García Linera hace poco –sin mostrar prueba alguna- sentenció: los medios “opositores” y mentirosos no se benefician de la “publicidad” estatal. Esto, en todas sus letras, es un acoso y una asfixia económica y política a la libertad de expresión, que viene de la mano de un abuso de poder desmesurado e inconstitucional, va contra la libertad de mercado neoliberal que el -mismo- Gobierno promueve. ¿Mentirosos?, ¿quiénes? Lamento la mala calidad de crítica de García Linera: mentirosos los llama y cuando el Gobierno -aunque contradictoriamente- ejerce su libertad de expresión y sus “directrices” en esa casi “especie” de confederación flexible de medios estatales y para estatales a los que alude Raúl Peñaranda, ¿no mienten?

Dorfman dice que esta libertad es consecuencia de la esencia humana del emisor (periodista) y perceptor (audiencia) que forma sus opiniones sobre la base de un análisis, independientemente de la imposición dogmática de algún “referente”, es más, el periodista expresa su punto de vista objetivo (real) impulsando la vasta creación cultural, las tradiciones y las acciones que vive Bolivia, con ello el temor se desvirtúa. Es más, cuando los informes periodísticos son expuestos al “feedback” (retroalimentación) de las audiencias, éstas reflexionan sobre el “mensaje” y tienen la libertad de aceptarla o rechazarla, así de simple, entonces lo de mentirosos técnicamente es infundado.

El 30 de Julio y de forma inusual, la periodista Amalia Pando expresó su retiro de la red Erbol y con ella de las “Escuelas Radiofónicas de Bolivia” por supuestas presiones del Gobierno. El 5 de Julio ocurrió con John Arandia de Cadena A al que abruptamente le rescindieron su contrato. Usuarios de las redes sociales aseguraron que fue despedido por el conflicto por Potosí. Enrique Salazar dejó la red Uno después de sostener una discusión con la Ministra de Comunicación. ¿Cuál es el embrollo del Gobierno con los periodistas?

Por si acaso, José Martí decía: se nos “forja” con filosofías, religiones, sistemas políticos enfajando como a un caballo embridado. ¿Qué hacer? ejercer la libertad de expresión como alternativa. Alguno del Gobierno “socialista” debería percatarse del consejo de Martí para superar su temor, percatarse de que con libertad –aunque no lo admitan- el periodismo con profesionalismo y claridad ejerce su oficio; respetando las normas y leyes establecidas; es más, si el Gobierno tiene vigencia es por el periodismo. Ahora, no se necesita ser “brujo” para percatarse de que algunos medios (privados) en una posición genuflexa se alinearon a la línea del régimen, “confundiendo” el trabajo periodístico. Entonces, estigmatizar el periodismo para generar, otra vez, una crisis de la libertad de expresión es otro error recurrente en el Gobierno. Es más el periodismo, incluso, admite lo simbólico, lo toponímico y hasta la historia inmaterial, etc., para contextualizar su trabajo. En concreto: si hay “periodistas” mentirosos, ahí está la Ley de imprenta.