Tras marchas por salida de mandataria
Brasil enfrenta la mayor inflación de los últimos doce años
Brasilia.- La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, está dispuesta a intensificar el diálogo para atender las reivindicaciones de los manifestantes que protestaron contra su Gobierno el domingo, pero está preocupada con la intolerancia de algunos de sus críticos, dijo ayer uno de sus portavoces.
“El Gobierno quiere intensificar el diálogo porque reconoce que pasamos por un momento de dificultades, que queremos superar con diálogo, pero mientras se respeten las instituciones y sin ese ambiente de intolerancia”, afirmó el ministro de Comunicación Social, Edinho Silva, en una rueda de prensa.
Silva indicó que las protestas del domingo fueron el principal asunto abordado por la jefa de Estado en la reunión de dos horas que tuvo ayer con varios de sus ministros, con sus voceros en el Congreso y con los líderes de los partidos oficialistas.
Agregó que la mandataria considera que las manifestaciones fueron importantes y normales dentro de la democracia, y que está dispuesta a dialogar con quienes marchan contra su Gobierno pese a que las protestas del domingo movilizaron menos personas que las dos movilizaciones similares convocadas por organizaciones sociales este año.
“Es evidente que hubo una reducción. No lo digo yo, lo dice la prensa. Pero para nosotros no dejan de ser importantes. Reconocemos su importancia y que (sus reivindicaciones) tienen que ser consideradas”, aseguró.
Las protestas del domingo, con cerca de 900.000 participantes en 205 ciudades según la prensa, fueron convocadas por grupos opositores ajenos a la política formal, pero la movilización no repitió las de las otras dos realizadas este año, que llegaron a congregar a hasta 2,5 millones de personas en 250 ciudades.
Según Silva, la jefa de Estado quiere intensificar el diálogo que inició este mes con los partidos políticos, el Congreso, los empresarios y los movimientos sociales para atender también las reivindicaciones de quienes se manifestaron contra el Gobierno.
Añadió que, además de dialogar, el Gobierno seguirá trabajando con la agenda con la que intenta superar las dificultades económicas enfrentadas por el país, que incluye un ajuste fiscal y diferentes medidas sugeridas por el Congreso.
De acuerdo con el ministro, la mandataria, cuya popularidad cayó al mínimo histórico de 8%, considera que las propias dificultades que enfrenta el país son las que estimulan las manifestaciones.
Además de una crisis política y del malestar generado por el gigantesco escándalo de corrupción en la petrolera Petrobras que ha salpicado a decenas de grandes empresas y políticos, Brasil enfrenta una grave crisis económica.
DATOS
- Según las últimas proyecciones de los analistas, la economía brasileña sufrirá una contracción de cerca del 2,0% en 2015 y del 0,15% en 2016.
- Una encuesta divulgada por la firma Datafolha, el 85% de las personas que protestaron en Sao Paulo, considera que la mandataria debe renunciar y un 82% apoya el juicio político para destituirla.
- En las manifestaciones fueron comunes las pancartas pidiendo la salida de Rousseff y de su antecesor y padrino político, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
EFE
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