La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, está dispuesta a intensificar el diálogo para atender las reivindicaciones de los manifestantes que protestaron contra su gobierno el domingo pasado, pero está preocupada con la intolerancia de algunos de sus críticos, según uno de sus portavoces.
“El Gobierno quiere intensificar el diálogo porque reconoce que pasamos por un momento de dificultades, que queremos superar con diálogo, pero mientras se respeten las instituciones y sin ese ambiente de intolerancia”, afirmó el ministro de Comunicación Social, Edinho Silva, indicó Efe.